El protagonismo de nuestras calles típicas se ha trasladado ahora a
nuestras barriadas. No quiere decir esto que nuestras calles, como la de
Caleros, Camino Llano, Potro de Santa Clara y otras que salieron en canciones,
puedan perder su sabor tradicional que ya heredaron, pero a nuestro modo de ver
el “testigo” del tipismo en la
actualidad se ha trasladado a barriadas que como “Las 300” y otras más, por no citarlas todas, viven en mayor
convivencia de vecindad estas fiesta típicas navideñas,
Todavía se recuerda cuando en calles como la de Caleros, donde existía
una hermandad entre todos los vecinos, aún sin haber asociación ninguna que los
uniera, se vivían estos días de la Nochebuena y Navidad, desde casi los
comienzos del mes de diciembre juntándose el elemento joven de estas calles a
aprender de la gente vieja los romances tradicionales, canciones y villancicos
de Navidad, en una convivencia que habría de durar todas estas fechas y de las
que salían grupos que, en la Nochebuena y en el resto de las noches de estos
días, recorrían las casas felicitando con canciones y recibiendo a cambio una
copa de aguardiente o un dulce.
De estas convivencias salieron canciones típicas cacereñas como la que
comienza con la frase: “Que entre usted,
mozo”, verdadera invitación al grupo para acceder a la casa, escucharles
las canciones, cantar con ellos y convidarlos con lo poco o mucho que se
tuviera.
Otras canciones típicas también surgían de la pugna entre las calles,
como puede ser esa de que: “Las de la
calle Caleros, se lavan con aguardiente y las del Potro Santa Clara, con agüita
de la fuente”, lo que indica que había una convivencia entre los vecinos
que ahora comienza a faltar, desde luego en las calles céntricas y aun en esas
donde el vecindario no se da ni los buenos días.
Las barriadas, con sus “Asociaciones
de vecinos” y la labor común en el engalanado de las mismas para las
fiestas, mantenimiento de grupos representativos, confección de carrozas o
belenes, etc., son las que mantienen esa convivencia sana del vecindario que
comienza a faltarnos ya aún en la calle “Caleros”,
por lo que hay que decir que el verdadero “corazón”
de Cáceres, en esos días, está en nuestras barriadas, a las que desde aquí les
deseamos toda clase de felicidades.
Diario HOY, 26 de diciembre de 1982
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