Muchas ciudades o regiones españolas se aprestan ya a ser sedes del “V centenario del descubrimiento de América”,
que Sevilla reclama ser parte importante del mismo, por tener el Archivo de
Indias; Huelva, porque de allí salieron las carabelas; etc., etc., sin que
nadie se haya acordado, ni los propios extremeños, de la importante parte que
nos tocó a los de nuestra región en el “hacer
la América” actual, con lo que sospecho que nos vamos a quedar al margen de
esa celebración.
Se ha dicho: “Dios asignó a
Extremadura una misión universal: la conquista de América. Y Extremadura,
heroica y generosamente, cumplió el providencial designio.” Sólo con Frey
Nicolás de Ovando, que sustituyó a Colón en el gobierno de las tierras
descubiertas, fue un séquito de dos mil extremeños que fueron los que comenzaron
a hacer América: conquistando sus tierras
y mezclándose con sus gentes para crear esa raza mestiza americana que
padrearon los extremeños.
De aquí salieron, sin excepción, todas las grandes figuras de la conquista.
Ya lo dijo Unamuno: “El que no conozca
algo de estas gentes, apáticas al parecer, violentas y apasionadas en el fondo,
mal puede explicarse aquella nuestra epopeya”… No hubo gran empresa en
América que no la realizara un extremeño. La conquista fue un enlace de
espiritualidad, heroísmo y colonización; algo capaz de crear ese Mundo
Hispánico, que ahora —quizá por incuria nuestra, ya que no somos capaces de
reclamar el puesto que nos corresponde — desconoce a Extremadura, lo que es decir
que desconoce su propio origen.
En los “mundos” que hizo
España fuimos los extremeños los primeros en llegar y los últimos en venirnos,
y el que lo dude, que recuerde la gesta del cacereño Martín Cerezo mandando a
los últimos de Filipinas.
Otras regiones o ciudades, con bastantes menos títulos, reclaman para
sí la celebración y nosotros, con Chamizo, seguiremos hablando de “fazañas que los nuestros dejaron sin
contarlas, endispués de hacerlas”…
Asombra recorrer América en donde todo gira alrededor de gentes de
Extremadura cuyo origen comienzan a desconocer los propios americanos, sus
descendientes, quizás por culpa nuestra.
Y, mientras tanto, nuestra Junta Regional, muy preocupada por
repartirse el sillón presidencia.
Diario HOY, 24 de diciembre de 1982
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