viernes, 8 de septiembre de 2017

Una gamberrada medieval


Fue tan fuerte el famoso Clavero de la Orden de Alcántara, don Alonso de Monroy, que por entretenerse solía luchar con otros caballeros, teniendo él el brazo y mano izquierdos atados a la espalda y manejando sólo el brazo derecho, sin que nadie lograra vencerle. A cuenta de estos alardes ocurrió en Cáceres una gran “gamberrada medieval” que vamos a narrarles.
Con motivo de haberle invitado el maestre de la Orden, don Gomes de Solís, a la boda de su hermana, que se celebraba en Cáceres, don Alonso estuvo aquí unos días participando en todas las fiestas de la boda que se hizo por todo lo alto. La novia se desposaría con el caballero trujillano Francisco de Hinojosa, que días antes mostró deseos de medir sus fuerzas con Monroy, negándose éste en varias ocasiones, tanto por no quedar en ridículo al novio como por no hacerle daño en esas circunstancias, pero la insistencia del propio maestre decidió a Monroy a medirse con el novio al que venció en un santiamén.
Esto creó envidia y malquerencia en Hinojosa, que en el “juego de cañas” del mismo día de la boda, o sea en los torneos de destreza que se celebraran en nuestra Plaza Mayor, por tres veces le lanzó éstas a la cara de Monroy y estuvo en un tris de quedarle tuerto, lo que indignó al clavero de tal modo que salió tras él y le asestó un golpe con el regatón de la lanza, que le partió la adarga y el casco hiriéndole en la cabeza y dejándole por muerto.
Tan mal sentó esto a los cacereños, que les dejaran la boda sin novio —aunque más tarde se recuperara—, que comenzaron a gritar: “¡Muera el Clavero, que mató a Hinojosa, sin porqué!”, logrando tras muchos esfuerzos tomar prisionero a don Alonso, al que no mataron por la intervención de don Gomes, el maestre, que se opuso a ello haciendo ver que el novio estaba vivo. Total, que la gamberrada de uno y otro estuvo a punto de dejar viuda a la novia aun antes de casarse.
La verdad es que estas diferencias y otras dieron origen a las luchas que posteriormente mantuvieron el Clavero y el maestre y que en realidad asolaron a toda Extremadura, aunque la narración detallada de esos hechos pertenezcan ya a la gran historia.
Diario HOY, 15 de diciembre de 1982

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