(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
No es que diga yo que los hermanos Berzosa fueran para Cáceres, en la
música, una especie de lo que fueron en el teatro los hermanos Quintero, pero
me ha parecido muy bien que la Diputación haya decidido poner su nombre —conjuntamente—
al Conservatorio Provincial de Música, cuya iniciación a ellos se debe.
Señalo como acierto unir sus nombre, aunque tanto Santiago como
Esteban tenían cada uno de por sí una diferenciada y diferente personalidad que
le podía haber hecho, a cualquiera de ellos, acreedor a perpetuar su propio
nombre para nominar el Conservatorio; pero está mejor así, aunque sus campos de
actuación en la música fueran esencialmente distintos, lo que los diferencia de
los hermanos Quintero, que en el teatro hicieron una obra esencialmente
conjunta. No obstante, también en los hermanos Berzosa, a lo largo de su vida
musical, había complementación: Esteban era el organizador incansable al que se
le deben, entre otras cosas, no sólo todo el montaje interno de Conservatorio
Elemental que fue antecedente del que se crea ahora, sino el que la “Asociación Musical Cacereña” perviva,
porque él como secretario de la misma fue el que puso las bases para que así
fuera. Santiago era la inspiración, ni más ni menos artista que su hermano, el
captador de lo musical, el creador de una serie de obras que ahí están y en las
que para plasmarlas en el pentagrama contaba siempre —quizás por costumbre
desde sus inicios— con la colaboración de su hermano. Estuvieron ambos tan
unidos en su trabajo artístico que hoy día sería difícil el deslindar los campos
de ambos. Tan es así, que esa unión se manifestaba en su propia vida hasta el
punto que la muerte de uno de ellos —dígase lo que se diga— fue consecuencia de
la muerte del otro. Santiago y Esteban Berzosa fueron dos artistas cacereños,
dos hermanos, unidos en el arte, unidos en la vida y unidos en la muerte, por
eso pienso yo que es un acierto de la Diputación el unirlos en este homenaje
póstumo que dará sus nombres a nuestro Conservatorio Provincial de Música.
Fruto de su voluntad, de la de ambos, fue la creación de esa academia
privada de música, que más tarde se transformó en Conservatorio Elemental,
defendido con tesón, hasta que la Diputación pudo —como ahora ha hecho— convertirlo en el Conservatorio Provincial de
Música que nace ahora, con todos “los
sacramentos” y con el nombre de ambos como reconocimiento a ello.
Diario HOY, 23 de octubre de 1982
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