Desde luego, algo nuevo va a sacar nuestro pueblo de este pluralismo
de partidos que se presentan a las elecciones. Me refiero a una serie de
hábitos que, sin querer, nos estamos autoimponiendo todos y que se refieren al
vestir en el que existe ahora una amplia y agradable libertad, no solo en las
mujeres, sino también en los hombres, de ir vestido como a uno le apetece.
Pasaron ya a la historia aquellos tiempos en que, en determinados niveles
económicos y sociales era obligado llevar sombrero, corbata o cuello duro.
Recuerdo a este respecto lo que decía entonces un amigo mío que era empleado de
banca: “Estoy hasta el gorro de ser pobre
y tener que llevar cuello duro”… Ahora no sucede eso. Ahora cada cual va
como le apetece, pero comienza a ocurrir, en lo político, un fenómeno relacionado
con la vestimenta…
Ya sé que los mal intencionados van a pensar que me refiero a que hay
mucho “cambio de chaqueta”, pero no
es lo que yo quiero señalar, sino a la autodeterminación de cada cual a elegir
la vestimenta para participar en unos y otros mítines políticos, aunque sea
como público.
Por ejemplo, si uno va a un mitin o acto político de Fraga lo más
lógico es que lleve corbata; no digamos si va a uno de don Blas, porque aquí,
lo lógico es llevar corbata con colores nacionales. También son mítines para
corbata los de don Landelino y los de don Adolfo, lo que quiere decir que del
centro a la derecha la corbata, sino obligada, sí es recomendable. Lo que no se
le ocurre a nadie —aunque respetemos la libertad de todos— es ir a un mitin de
don Felipe con corbata. Aquí es más indicado una camisa o “niqui” y unos vaqueros y, de ahí hacia la izquierda, la corbata
prácticamente desaparece hasta llegar a los actos del PCE, en los que, por
usarla don Santiago, la vestimenta es “entreverada”
y la corbata puede o no usarse, pero debe ser roja. En los mítines de nuestro
buen Cañada, lo obligado es la boina y hasta podría irse con algún animalillo
agropecuario como podría ser una gallina, un jabato o una cabra, aunque si el mitin
lo preside don Enrique, los animales sobran, puede mantenerse la boina y hasta
puede darse a la vestimenta un “toque” de corbata… En fin, que nadie obliga,
esto suele ser algo que el pueblo hace espontáneamente, pero como se viene
dando como fenómeno, no hacemos más que recogerlo.
Diario HOY, 20 de octubre de 1982
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