Tengo que decir que me complace que tengamos en Cáceres Policía Municipal
femenina y hasta espero que los cacereños en general acojamos con la misma
complacencia a estas vigilantes de nuestro quehacer ciudadano, de las que hay
que esperar cumplan perfectamente su función como viene sucediendo en otros muchos
sitios donde ya existe este tipo de policía femenina.
La labor de estas agentes no va a ser fácil y ya hubo un incidente que
así viene a demostrarlo, pero ello aparte, y como no soy machista, creo que
ellas van a saber cumplir perfectamente con la labor que se les asigna. Tengo
una experiencia que podría servirles de estímulo en esta función y que voy a
narrarles.
En México existe un mal nacional que es la “mordida”. La “mordida” es
una especie de chantaje admitido por todos hasta el punto de que allí nadie se
escandaliza de él, sino que lo admite como un mal menor en cualquier lío que
puede tener con la policía, con los agentes de tráfico o con cualquiera que
ostente mando. Se da el caso frecuente, y yo lo he vivido, de que si con un
vehículo uno hace una infracción de tráfico, el agente que le detiene para
denunciarlo o multarlo, con algunos rodeos si uno es extranjero, le propone la
“mordida”, que consiste en darle unos
pesos al agente para que no haga la denuncia o rompa la multa si es que ya la
tiene formalizada.
Ni que decir tiene que la cuantía de la “mordida” está en razón directa de la infracción cometida y no vale
el que uno denuncie este chantaje a los superiores, porque estos superiores le
exigirán una “mordida” mayor que la
que el agente le propuso. En definitiva, aquello es un “acuerdo nacional” admitido por todos hasta el punto de que muchos
conductores lo hacen sin llevar documentación ninguna, sino unos billetes del
Banco Nacional de México para entregarlos al guardia que pueda pedirles la
documentación que le falta. Referido a esto existe hasta el chiste de preguntar
a uno: “¿Tienes carnet de conducir?”,
y responderle con toda tranquilidad: “Lo
tengo del Banco de México”, lo que ya puede indicar bien a las claras el “acuerdo nacional” sobre la “mordida”.
Pues bien, las únicas personas que en México no admiten la tal “mordida” son precisamente los agentes
femeninos de tráfico, que con ello han sabido ganarse el respeto de todos los
mexicanos. Para que vean que cuando las mujeres se ponen a cumplir y hacen
cumplir lo hacen mejor que nadie.
Diario HOY, 14 de enero de 1983
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