Aunque sólo sea por alusiones, vamos a tratar otra vez del palacio de
los Duques de Valencia y la restauración que allí lleva a cabo la Diputación.
En la reunión mantenida el lunes pasado por el presidente de la
Diputación con los informadores, se habló de una de estas “ventanas” (concretamente la del día 29 de agosto) titulada: “Una atrocidad arquitectónica”, y hemos
de agradecer al presidente que ella diera lugar a que pidiera un informe de lo
que allí se está haciendo, al arquitecto director de las obras, Alfredo
Fernández. Es un detalle a agradecer, aunque como el arquitecto es juez y parte
en lo hecho, su informe (que se publicó ayer) no agrega nada nuevo. También hay
que agradecer el que el señor Veiga anunciara que “por respeto al entorno y a petición de la opinión publica, será demolido
el altillo del nuevo edificio”. Por tanto, algo se consiguió con lo dicho
en aquella “ventana”, aunque no fuera
todo lo que se pedía.
Pero lo que sí queremos aclarar es que todo lo dicho entonces sigue en
pie, aunque en su informe el arquitecto de una “larga cambiada” para no entrar en el meollo de la cuestión de lo
que decíamos y que es lo siguiente: “Si
la restauración del palacio de los Duques de Valencia la hubiera hecho un
particular, en vez de la Diputación, a estas horas estarían paradas las obras,
porque estamos hartos de ver las que aquí se han armado con edificios menos
monumentales y enclavados en otras zonas, como podría ser ejemplo el de “La
Casa de la Chicuela”. Esto es lo que dice el pueblo, de donde lo
recogíamos, y no le sobra razón. El convertir una altura original (luego dos)
en cuatro, no se le hubiera permitido a nadie por parte de la Comisión de
Monumentos, aunque se le consienta a la Diputación. Que, como dice el
arquitecto, aquello quedará mejor es “harina
de otro costal”, en la que no entramos, como no entramos en que él tenga
los consiguientes permisos. Lo cierto es que por esa parte de Santa María se
han tapado unas perspectivas de torres que antes no estaban tapadas y esto es lo
que se comenta, como se comenta el que para organismos de peso, como la
Diputación, haya una medida y para los particulares otra.
El que quiera entenderlo, que lo entienda.
Diario HOY, 12 de septiembre de 1984
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