Desde luego el mantener los palacios de la Ciudad Monumental ha sido
un verdadero milagro. De antiguo se sabe que hasta principios de este siglo y
aún posteriormente, aun habitados sólo por los administradores, los mantuvieron
los descendientes de las propias familias que los construyeron, pero eso ha
pasado a la historia y hoy es carísimo mantener un palacio cerrado cuyas
techumbres, muros y habitaciones hay que cuidar para que no lleguen a la ruina,
como ya viene sucediendo. Unido a esto el que sobre ellos pesa una legislación
de Bellas Artes por la que el mover un solo clavo de los mismos es costoso y
lento, tenemos que su precio en venta se ha depreciado hasta el punto de que
cualquiera de aquellos palacios de la Ciudad Monumental se venden por bastante
menos que un piso en el Cáceres moderno.
Hay pisos que hoy se cobran a 12 millones de pesetas y de los palacios
vendidos, ninguno hasta ahora ha alcanzado ese precio, cosa lógica por su
incomodidad para habitarse y su caro costo de mantenimiento.
La única salvación posible, que ahora se ha llevado a cabo en algunos,
es dedicarlos a centros públicos que, al darles una utilidad, tienen el
compromiso de mantenerlos. Entre éstos podemos contar con el de “La Generala”, dedicado a la Facultad de
Derecho; el de “Los Rivera”, dedicado
también a sede de la Universidad; el de la propia Diputación o el de los “Duques de Valencia”, que ha comprado
este organismo por no citar otros ya adquiridos para instituciones más o menos
públicas, como puede ser el de los “Corvos”,
donde está el Gobierno Militar; o el que en Santa María tiene la Jefatura de
Obras Públicas o el que tiene en San Mateo la Junta de Extremadura.
¿Qué pasará con los otros?, es la pregunta que nos hacemos, porque si
no se arbitra alguna otra forma de ayuda y mantenimiento pueden venírsenos
abajo y ellos son el mejor atractivo turístico cacereño.
Diario HOY, 17 de octubre de 1984
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