La buena noticia es que la Junta de Extremadura ha tomado sobre sí el
arreglo total de la llamada “Calle Mayor
de Extremadura”, que es la carretera N-523, que antes separaba Badajoz de
Cáceres y que ahora se pretende las una. Decimos separaba, porque el mal estado
de esa carretera, estrecha y peligrosa, la convertían en sitio solitario por el
que no viajaban más que los que no tenían otro remedio; y decimos unirá porque
a juzgar por los tramos que ya preparó la Administración del Estado, cuando la
carretera era suya —ya que se ha transferido—, esta vía puede convertirse en
una cómoda y amplia carretera que realmente acerque a las capitales de ambas
provincias extremeñas.
Ahora la carretera es de la Junta, y en su última reunión ha acordado
la expropiación urgente y forzosa de los terrenos que afectan a los trozos no “reconvertidos”, para proceder, dentro
del año, al arreglo total de toda ella, cosa que ha de ser ventajosa para los
extremeños de una y otras provincia,
Últimamente la hemos recorrido y podemos decir que los tramos que
parten de Cáceres y los que parten de Badajoz, en recorrido de unos 20
kilómetros por ambos lados, están totalmente arreglados y la carretera parece
otra, pero hay un temor que nos surge en cuanto a la conservación de la obra,
una vez arreglada. Ya, medio arreglada, ha comenzado a ser utilizada por
transportes pesados internacionales que van camino de Portugal; los grandes TIR
la invaden ya ahora, explicándosenos que es debido a que la frontera de Caya no
se cierra de noche y la de Valencia e Alcántara sí, aparte de ser esa carretera
peor y más larga. No decimos que se prohíba el paso de esos transportes, porque
no puede hacerse, pero sí el que al par se podría arreglar la de Valencia de
Alcántara y tener abierta esa frontera, porque de no ser así, el arreglo va a
durar cuatro días.
Diario HOY, 18 de octubre de 1984
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