No importa tanto el nombre como los hechos en sí, que son síntomas de
un estado de cosas que nos incomodan a todos, pero que nadie sabe cómo
resolver. Me refiero a los llamados “cuervos
de la carretera” a esos que desguazan, en beneficio propio, cualquier
vehículo averiado que se deje al borde de ellas que, si se tarda en recoger,
quedará prácticamente en el chasis, aumentado la angustia del que se vio
precisado a dejarlo, aparte de la cuenta de reparación para volver a ponerlo en
funcionamiento. Pero nadie piensa en esa segunda parte, ni en que mañana puede
ser él el perjudicado, porque ahora está en moda no pensar en el prójimo.
Lo que voy a contarles acaba de suceder a una familia de Cáceres. Ya
digo que no voy a dar el nombre, pero el hecho es que a este señor le robaron
el coche y se lo quedaron abandonado en una carretera, no lejos de la ciudad.
Había denunciado el hecho y, pasados unos días, le comunicaron que el coche
estaba abandonado en dicho sitio y que podía ir a recogerlo. Recabó los
servicios de una grúa y con ella se acercó a donde el coche estaba, pero era
imposible remolcarlo porque le habían desaparecido las cuatro ruedas. Así las cosas,
se quedó él al lado del coche y la grúa regresó a buscar al menos dos ruedas
para poder llevárselo. Tardó un poco la grúa y comenzaba a hacerse de noche
cuando se presentó otro coche con cuatro individuos, con mono y muy decididos,
que según sospechó venían a terminar de desguazar su coche, aunque al verlo
disimularon sus intenciones preguntando no sé qué señas de un camino. El
propietario comenzó a temer por su integridad física, ya que los cuatro “moscones” le daban vueltas a él y al
vehículo con el consiguiente miedo por su parte. La llegada oportuna de la grúa
los hizo desistir de las intenciones que él sospechaba y el asunto terminó
relativamente bien, aunque con el consiguiente miedo y mal rato para el robado.
Lo curioso es que cuando llevó el coche a un taller alguien le
comentó: “éste es el que estaba
abandonado en tal sitio y del que me dijo fulano que estuvo a punto de quitarle
el parabrisas, que le hubiera venido muy bien”. El hecho se comenta solo.
Diario HOY, 28 de octubre de 1984
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