En la sección de “Cartas a HOY”,
doña Mercedes García Plata, desde Plasencia, inserta una “carta abierta a Fernando”, de la que acuso recibo y que agradezco
porque viene a aclarar unas precisiones de tipo histórico a las que yo me
refería en la “ventana” titulada “Una lección para los vascos”.
Precisa la comunicante que los obreros deportados a Cáceres, a cuenta
de una huelga, que trabajaron en las obras de pavimentación del Paseo de Cánovas
eran asturianos y no vascos, aportando una serie de curiosidades de tipo
familiar ya que por ser su madre asturiana los acogió como algo propio y esta
familia convivió con ellos. Yo agradezco la precisión y el dato, del que sólo
tomaba pie para referiré a la lección que recibieron esos trabajadores ya que “la huelga montada por ellos era en petición
de unos salarios que en nuestra tierra se nos antojaban astronómicos, pero que
ellos creían escasos —de buena fe— hasta que conviviendo con nuestros obreros
que cobraban menos de la tercera parte, sin protestar, se dieron cuenta de lo
injusto de su petición ya que ellos tuvieron que vivir aquí con esos mismos
salarios”.
Tengo para mi, aunque hablo simplemente de memoria, que aparte de
asturianos hubo también vascos deportados en esta u otra obra de por aquel
entonces y por las mismas causas, pero la lección —fueran de una u otra
regionalidad— era vigente para todos y hasta pienso que sigue vigente hoy en día
si tenemos en cuenta que el farolillo rojo de la renta per cápita de todas las
regionalidades la llevábamos en aquel entonces y ahora los extremeños, que
somos de los menos protestones de los españoles aunque nos sobran motivos de
protesta. El dato me vale y lo agradezco, pero la lección de fondo, a la que me
refería, vale para asturianos y vascos.
Diario HOY, 24 de agosto de 1984
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