Es ésta una anécdota que he oído referir de palabra, sobre tiempos
antiguos que narra unos hechos que, al parecer, fueron históricos, aunque yo no
lo he leído reseñados en ninguna arte, pero que merece dejar constancia de
ellos por si alguien pudiera aportar algún dato cierto sobre los mismos; se
habla de cómo alguien hizo su fortuna a cuenta de una borrachera.
En un pueblecito de la Vera, existió hace muchísimos años un borracho
habitual al que se le conocía con el sobrenombre de “El tío Capitán” y cuando alguien le decía que dejara de beber,
porque se estaba matando, él le contestaba que gracias a una borrachera vivía
tan desahogadamente que podía permitirse el lujo de emborracharse diariamente
que era lo que a él le gustaba.
Los hechos, al decir de algún viejo que oyó narrar a sus abuelos lo
ocurrido, fueron del siguiente modo. Durante la guerra de la Independencia, el
verato de mi cuento servía en una unidad de caballería que en determinada ocasión
tuvo que medir sus armas con la caballería francesa. Formadas las dos fuerzas
en orden de batalla, en esos momentos tensos en que unos y otros esperan el
toque del clarín para comenzar la lucha, mi buen verato —que había bebido lo
suyo para darse ánimos— picó espuelas a su caballo y, en solitario, llegó al
campo francés —donde creyeron era algún mensajero— y sin decir palabra, dio un
empujón al abanderado, arrebatándole la insignia y volviendo al galope al campo
propio, sin que ninguna bala de las que le tiraban desde el campo francés
lograra alcanzarle. Ni que decir tiene que su decisión desmoralizó a los galos,
a los que se les ganó la batalla, por lo que en premio —entonces podía hacerse—
se le ascendió a capitán en el campo de batalla y hasta se le concedió no sé qué
medalla. Por una y otra cosa cobraba pensión y como se jubiló con el grado de
capitán por “El tío Capitán” se le
conocía en el pueblo, en el que era un personaje que “no solía enfriarse”, pero como él decía: “Si mi fortuna y bienestar se lo debo al vino, debo ser persona agradecida
y no hacerle ascos”.
Diario HOY, 10 de septiembre de 1984
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