Decía Noel Clarasó que estaba de acuerdo en que siempre había habido
ricos y pobres, pero que el ideal era que se turnaran cada cuatro o cinco años.
Pues bien, me creo yo, que esto lo hemos llegado a solucionar en España con las
elecciones cuatrienales que dan el poder, y los medios para ser ricos, a unos
grupos u otros cada cuatro años. A veces es a los mismos, porque hay quien
tiene tal vocación de rico que lo mismo milita con tirios que con troyanos, no
importándole más que sean los que en aquel momento manden. En fin, que cada
cuatro años, una nueva hornada llega a la posibilidad de la fortuna que, como
todos sabemos es el poder y el dinero.
No digo yo que con Franco no pasaran estas cosas, porque también
pasaban, pero requerían más tiempo. Para que un gobernador civil pudiera
comprar una finca en Extremadura tenían que pasar al menos diez años y hasta
acceder el susodicho, a puestos superiores al de gobernador. Ahora, este tipo
de burocracia se ha aligerado y, aunque no me gusta señalar, ahí tienen ustedes
al propio señor Suárez, que tras unos años felices de mandato, se marchó hasta
fumándose un “ducados”.
En fin, que estamos en la línea ideal de llegar a poder ser poderosos
y, aun parangonando a Napoleón, que decía que “cada soldado llevaba en su mochila el bastón de mariscal”, podríamos
decir que cada político lleva en la suya la credencial de poder ser rico a la
larga y a ningún español se le priva de poder acceder a la política. Antes, el
llegar a ser rico, se cifraba sólo en heredar, ser torero de categoría, conseguir
una buena quiniela o el premio “gordo”
de la lotería, pero ahora se nos ha dado una igualdad de oportunidades a todos,
lo que no deja de ser una mejoría, porque lo que es igual para todos no es
ventaja para nadie. Pero como en el cantar, lo difícil es llegar.
Diario HOY, 20 de diciembre de 1984
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