Pienso yo que el “Día de la
Constitución” no se ha orientado bien, si lo que se pretende es divulgarlo
entre los españoles. Es más, la celebración que se realizó a niveles locales —y
pienso que a otros niveles— estaba mal orientada y hasta desorientaba a los
españoles de a pie que, de buena fe, participamos en los actos organizados.
El primer despiste se originó con que en unos organismos se dio día de
descanso y en otros no. Diría más bien, en unos centros de trabajo “se curreló” y en otros no se pareció por
ellos, con lo que la Constitución que une e iguala a todos los españoles, ya
comenzó a celebrarse mal en el VI aniversario. Porque, lo que decían algunos de
los que “currelaron”: “¿Es que los que descansan son más
constitutivos que nosotros?”, y tenía razón, si la Constitución es para
todos, la celebración —con descanso incluido— también debe serlo. Yo recuerdo
que el “18 de julio” debió su popularidad
a que todo el mundo descansaba y, además —esto es importante— se les daba una
paga extraordinaria, cosa que se sigue manteniendo en la actualidad, por lo que
todos recordamos afectuosamente esas fechas. Pues bien, si se quiere que
recordemos afectuosamente las de la Constitución debería dársenos otra paga
extraordinaria a todos los niveles —ya verían ustedes cómo subía el afecto hacia
ella—. En contra de esto que parece lo razonable, aquí se orientó la cosa de
otro modo: En la Diputación, los portavoces de los distintos partidos nos
soltaron el “rollo” sobre cómo ven la
Constitución, y conste que no exagero. El más breve fue el alcalde de
Plasencia, independiente, que improvisó; pero el de AP nos leyó ocho folios que
nos parecían largos hasta que cerró el acto el del PSOE, con doce folios,
leídos a tropezones, que hicieron pequeña la intervención anterior. ¿No hubiera
sido mejor descanso y paga extra, como sucedía los 18 de julio?.
Diario HOY, 7 de diciembre de 1984
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