(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
Sin duda, usted alguna vez se habrá preguntado por qué al viejo palacio
donde hoy está incardinada la Facultad de Derecho de la Universidad de
Extremadura se le conoce en Cáceres por el nombre de “Palacio de la Generala”. Pues bien, hoy vamos a hablar de esa
famosa “generala” que dio nombre no
sólo al palacio donde vivió, sino a otros lugares cacereños, como la “Charca de la Generala”.
El palacio fue la casa solariega de los Ovandos cacereños, que fueron
el “factotum” de la ciudad desde el
siglo XV casi hasta el pasado siglo. Allí vivieron los antiguos Ovandos, que
por una gracia del rey Felipe II llevaron la alferecía mayor del Ayuntamiento
de forma tradicional y hereditaria, lo que equivalía a ser los adalides de la
tropa municipal cacereña durante varios siglos. Fue por ello el palacio más
importante de Cáceres durante toda esa época, como importante lo fue en Cáceres
y en España esa familia, que de tradición fueron el brazo derecho de muchos
reyes españoles.
La “generala” fue doña María
Josefa de Ovando, un miembro de esa familia, que era además marquesa del Reino
y de Camarena la Vieja. Y lo de “generala”
le vino por estar casada con don Antonio Vicente de Arce Porres y Eraso, un
militar de Brozas, que alcanzó el grado de general y que entre otras cosas fue
el que fortificó Badajoz en el siglo XVIII, que es la época en que se centra
esta historia. Viuda del general siguió siendo “la generala” porque en vida de él tenía más mando que el propio
marido, ya que fue una dama genial y caprichosa, que dirigió la vida social
cacereña durante muchos años organizando saraos, fiestas y galas en su palacio,
que fueron sonadas aun en el ámbito nacional hasta el punto de ser ella la que
pasó a la historia y no el marido.
Diario HOY, 31 de agosto de 1984
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