Días atrás hablamos de doña María Josefa de Ovando, “La Generala”, como mujer excepcional que
dio nombre al palacio donde está hoy la Facultad de Derecho; pero dentro de
esta familia cacereña de los Ovandos hubo otras hembras que también fueron tan
de “rompe y rasga” como la propia “generala” y que por sus aspectos
negativos o positivos —que de todo hubo— fueron protagonistas de nuestra vieja
historia, porque la mujer cacereña se distinguió siempre por lo “bragada”,
aspecto no relacionado con la prenda íntima, sino más bien con ser ellas las
que solían llevar los pantalones.
Antepasada de la “Generala”
fue otra doña María de Ovando, ejemplo vivo de lo que afirmamos. Vivió ésta a
principios del siglo XVI, y fue una benefactora decidida en la construcción del
Convento de San Francisco dando dinero a manos llenas para ello por lo que los
frailes, agradecidos, le prometieron hacerla “Patrona de la Capilla Mayor”, título honorífico que le daba derecho
a tener en ella sepulturas. Pero la señora, se excedió tanto en el mangoneo de
lo que allí se construía, que puso sus escudos por todos lados, dentro y fuera
de la Iglesia, y hasta llegó a tapar los de los propios reyes con el suyo,
pisoteando los “derechos” de otros
benefactores, lo que dio lugar a que la orden franciscana se reuniera varias
veces en capítulo y los frailes acordaran retirarle esos derechos, ya que el
mangoneo de dona María era tan grande que mandaba más en la casa que los
propios dueños, que eran los frailes.
Doña María, indignada, culpó
del asunto a otro noble cacereño, también benefactor de la casa, don García
Golfín, e instigó a un nieto suyo de tal modo que, durante los oficios que se
celebraban el día 28 de marzo de 1526, le asesinó en el interior del templo formándose,
a cuenta del sacrilegio, un voluminoso proceso que falló el célebre alcalde Ronquillo,
teniéndose que hacer una larga ceremonia de consagración del templo para borrar
el crimen cometido en su interior.
Todo ello prueba el protagonismo histórico de la mujer cacereña, sobre
todo las de la familia Ovando que, para bien o para mal, fueron mujeres
notorias dentro de nuestra historia local.
Diario HOY, 1 de septiembre de 1984
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