(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)
El primer paseo que como tal tuvo Cáceres y que aún hoy en día sigue
siendo el principal, es el llamado Paseo de Cánovas. Sorprende ver la visión
que tuvieron los que lo concibieron y trazaron en un lejano año de 1896,
emprendiendo lo que en el Cáceres de aquel entonces se catalogó como una obra
de locos, ya que hubo que desmontar y allanar una serie de terrenos que
prácticamente formaban un verdadero barrizal en invierno, en el camino de la
estación. Eran prácticamente terrenos baldíos en un Cáceres que terminaba en lo
que hoy día es la Casa de las Chicuelas, donde existía el Parador de
Valiente y pare usted de contar, porque
no había más edificaciones hasta la estación que las del Hospital, en las
proximidades, al que se accedía mediante una prolongada cuesta, y en el lado
contrario y más adelante, el asilo de las Hermanitas de los Pobres. El paseo
comenzaba desde lo que hoy es la Fuente Luminosa, quedando el Parque de Calvo
Sotelo como una elevación de subida al Hospital. Este parque se trazó durante
la República, completando prácticamente la obra de la totalidad de ambos paseos
a los que llamamos ahora, conjuntamente, Cánovas.
Hasta la formación del paseo de Cánovas los cacereños paseaban por las
carreteras de acceso a Cáceres, siendo la de San Francisco la que tenía más
apariencias de paseo, ya que en ella se habían plantado unas carreras de álamos
y se habían puesto unos bancos, frente al propio convento y en las
inmediaciones del Marco, desaparecidos ya unos y otros. Lo verdaderamente sorprendente es que nuestro
Ayuntamiento de 1896 tuviera una visión de futuro tan amplia como la que tuvo
al trazar este paseo que la población criticó en aquel entonces como cosa
inútil, agregando aquello de que había otras cosas necesarias que hacer en vez
de un paseo. Pues bien, gracias a él, nuestra ciudad ha tenido un empaque de
capital que no tuvo hasta entonces y de su utilidad pueden juzgar los
cacereños. Ya hay otros parques, como el mismo del Príncipe, que han tomado un
poco el relevo del de Cánovas.
Diario HOY, 11 de mayo de 1984
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