La supresión de la Hostería del “Comendador”
sería un paso atrás en la promoción del turismo de la propia capital cacereña,
como lo fue —a nuestro juicio— la supresión del proyectado parador de turismo de
Cáceres, en el Palacio de Moctezuma, por muchas justificaciones de tipo
económico, o de otro tipo, que queramos darle.
Esto lo saben todos los cacereños que recordarán que cuando fue
inaugurada la Hostería, en 1971, se habló de que era un primer paso para la
consecución del Parador de Turismo que era en realidad el paso definitivo, para
una atención lógica del turismo que venía atraído por nuestra Ciudad Monumental
y que entonces —para una gran promoción del mismo— no tenía sitio donde
alojarse, como no lo tiene ahora.
Sin entrar en lo que pudiéramos llamar “política” de estos centros, tenemos que decir que la Ciudad
Monumental de Cáceres (tercera más bella del mundo, como dice el ICOMOS), es la
materia prima para ese posible turismo al que hay que ofrecer unas comodidades
y una infraestructura que ahora no tenemos y que entonces comenzó a trazarse
con la instalación de la Hostería y la del parador. Si ahora esta incipiente
infraestructura desaparece, volveremos a estar como estábamos a principio de
siglo: con la Ciudad Monumental deteriorándose, porque no damos comodidades y
facilidades a los que quieren venir a verla.
Entrar en rentabilidades es perderse. Porque habría que estudiar el
porqué la Hostería fue rentable en los tres primeros años de su instalación y
luego dejó de serlo, Podría estar en su ubicación dentro del casco antiguo,
pero sin olvidar que el propio funcionamiento con una limitación estricta de
horarios, con “caras largas”, nada
más que los clientes prolongaban la sobremesa, comenzó a hacerla incómoda de
utilización para el usuario que acabó prefiriendo otros establecimientos, de
mejor trato, aunque pagara el mismo precio.
Todo esto deberían pulsarlo nuestras autoridades que deben tener en
cuenta que la supresión acarrea males peores, como pueden ser también el del
traslado de sus quince empleados a Trujillo, que evita que allí se abran nuevos
puestos de trabajo, si son éstos los que van a ocuparlos. Un paso atrás, como
decimos.
Diario HOY, 28 de marzo de 1984
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