La revista “Alcántara”, como
el ave Fénix, muerta recientemente, ha vuelto a revivir a una tercera época, de
la mano de la Institución Cultural “El Brocense”,
de la Diputación. Días atrás fue presentado este primer número de la tercera
época, en la que va a ser director de la misma, el de la propia Institución, el
profesor Romano García, con un comité de redacción, formado principalmente de
profesores de nuestra universidad. Ni que decir tiene que deseo a la revista
toda clase de aciertos en este nuevo formato y orientación que ahora piensa
dársele, pero convendría hacer un poco de sucinta historia, a través de esas
tres épocas de crecimiento, tras de las que parece llegar ahora a la mayoría de
edad.
La revista surgió como portavoz de las inquietudes de una tertulia
literaria que hubo en Cáceres, por los años cuarenta, a la que pertenecieron
muchos escritores de aquel entonces, de la que no se ha hecho historia pero que
en alguna ocasión convendría hacer. La tertulia se llamaba “Alcántara” y se eligió el mismo nombre
para la revista.
Yo pertenecí a aquella tertulia, aunque fuera como uno de los miembros
más jóvenes e indocto de ella, y puedo aclarar algunos extremos. Su primer
director fue un verdadero intelectual ya fallecido: don Tomás Martín Gil. Sacar
aquello costaba tiempo y dinero que la tertulia no tenía y como mejor solución
de entonces se incardinó a los Servicios Culturales de la Diputación de Cáceres,
que comenzó a editarla como propia con la colaboración de toda la tertulia.
Hubo un acuerdo con la Diputación de Badajoz, ya que allí se editaba
otra revista de investigación, para deslindar los campos, dejando a la de
Cáceres los aspectos de creación y crítica literaria, puesto que ambas revistas
tenían un deseo de difusión regionalista.
Así se vino haciendo hasta la segunda época en que, dirigida por
Domingo Tomás Navarro, pasó a ser una revista de aspectos generales, por
iniciativa y decisión del presidente de la Diputación de entonces, Jaime
Velázquez. Más tarde feneció la revista que ahora vuelve a resucitar con nueva
orientación y bríos. Sólo quiero decir, como antiguo miembro de la tertulia “Alcántara”, que me complace que, en
cierto modo, la revista pase a la Universidad que es donde debería haber estado,
si hubiera habido Universidad, cuando la creó la tertulia.
Diario HOY, 19 de mayo de 1984
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