Pienso yo que esto de atender bien a las productoras de cine cuando
eligen una ciudad para sus filmaciones comienza por poco, pero puede terminar
como lo que se dice de las cerezas, que unas salen engarzadas a otras, que en
definitiva es lo que interesa.
No sé yo si este fue el caso de Almería, hoy día habitual plató para
películas del oeste o de desierto, pero sospecho que debió comenzar del mismo
modo que han comenzado en Cáceres las filmaciones de películas medievales o de
época. Posiblemente los responsables de Almería, andaluces y con más
imaginación, desarrollaron alguna acción conjunta para promocionar su ciudad
como tal plató ayudando en algo a este desarrollo cinematográfico que ahora
tiene Almería, una fuente de ingresos y puestos de trabajo.
Digo todo esto, porque como uno, por profesión, tiene que entrevistar
y relacionarse con las gentes del cine, acaba sospechando que esta promoción la
suelen hacer los responsables de los equipos que han venido más de una vez y
que al estar en el meollo de esta cuestión cuando surge el filmar en un
escenario apropiado, se acuerdan de la ciudad en que estuvieron. En el caso de
las últimas películas que se vienen filmándose en Cáceres, tropieza uno con
viejos amigos que ya estuvieron aquí en otras filmaciones. Por ejemplo, Carlos
Orango, director de producción español de la película que ahora se está
filmando, me recordaba cando él estuvo aquí hace más de 12 años filmando “El alcalde de Zalamea”; otros directores
de algunos de los grupos de filmación de las últimas películas me han expresado
lo mismo: “Recuerdo cuando estuve aquí filmando el “Tulipán negro”, o “La
Celestina”, o un montón de películas más de las que Cáceres fue escenario
en ocasiones anteriores. Por eso digo que esto del “peliculismo” de Cáceres es un poco como las cerezas.
Esto creo que debemos saberlo todos, y sobre todo nuestras autoridades
municipales, para que el trato a estas personas que pueden proporcionarnos un
prestigio y unos ingresos sea exquisito.
Diario HOY, 17 de mayo de 1984
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