Yo no sé si en la toma de Cáceres, que vamos a conmemorar dentro de
unos días, se empleó o no la pólvora, ya que por aquellas fechas de 1229 o 1227
(que en esto no están de acuerdo los autores) la pólvora la conocían ya tanto
los moros como los cristianos de nuestros reinos peninsulares. Fueron
precisamente los árabes los primeros que la trajeron a España y, por tanto, a
Europa y consta en las crónicas que la empleaban, aunque no con mucho acierto
—pero sí de forma habitual— desde 1280. En la crónica de Alfonso XI de Castilla
se dice que en el sitio de Algeciras, en 1332, la emplearon los árabes en una
especie de bombas o granadas que explotaban como truenos, y también se empleó
en el sitio de Niebla.
Lo cierto y verdad es que la pólvora se conocía y la empleaban los
chinos desde 1.500 años antes, aunque no para fines bélicos, sino para los
fuegos artificiales, y de ellos, a través de la India y de Persia, llegó al mundo
árabe que, a través de España, la importó a Europa.
Lo curioso es saber que en el mundo cristiano, la fabricación de la pólvora
estuvo a cargo de los frailes dedicados a la investigación alquimista y hasta
llegó a decirse que el invento se debía a Bertoldo Schwartz, que lo que en realidad
consiguió, en 1300, fue hacerle arder dentro de unos tubos para lanzar piedras
a distancia, con lo que se puede decir que fue este fraile el que inventó los
primeros “cañones pedreros”. Ya en
1292 otro fraile franciscano, Roger Bacón, recoge en una obra suya la fórmula
para hacer la pólvora. Pero todos estos alquimistas solían oscurecer sus fórmulas,
para que los no iniciados en su arte no
pudieran fabricarla. Así en su fórmula, que da en latín, indica varios
ingredientes agregando: “luro mope can
ubre”, que no significa nada, pero que es la clave oculta para hacer la pólvora,
puesto que ordenando esas letras sale la frase “carbonum pulvere”, carbono en polvo, elemento indispensable para
fabricar la pólvora de aquel entonces. Finalmente diremos que posteriormente cada
soldado de artillería, cada mosquetero, se fabricaba su propia pólvora y entre
nuestros conquistadores figuraban expedicionarios que extraían, de los volcanes
de América, el azufre y el carbón en polvo que era indispensable para ella, ya
que la pólvora y el caballo fueron elementos indispensables en la conquista.
Diario HOY, 12 de abril de 1984
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