Ahora que se habla tanto de las multinacionales, referidas
principalmente a empresas con sedes en diversas naciones, y que hasta se emplea
como arma arrojadiza la tal designación, tengo que decir que a mí me preocupa
más que las empresas multinacionales, que al fin y al cabo ofrecen puestos de
trabajo en diversas naciones, lo que yo llamo la “multinacional de las ideas” con la que nos vienen manipulando,
desde algún punto del mundo —que todos sospechamos cual es— a los nacionales de
cualquier país para “comernos el coco”
de forma interesada, en cuestiones que a los que les interesa son a estos
dictadores de las ideas que residen en alguna de esas dos naciones
contendientes cuyo fin principal es gobernar el mundo. Para esto tienen sus
representantes en cada nación, que escriben al dictado de lo que les mandan y
que figuran como “bloques” o “movimientos” nacionales, aunque lo que
menos les importa es lo que pase en la nación donde residen. Ellos reciben la
consigna internacional y la largan según le dicen sus “superiores” supranacionales.
Es curioso el viajar por esos mundos de Dios, sobre todo los de
nuestro habla, y ver repetidos los mismos slogans, en pintadas que puede usted
ver repetidas desde México hasta Argentina, y que no pueden partir más que del
mismo cerebro que dirige las múltiples manos que las realizan: “Beirut la noche”, “No a la OTAN”, “Nucleares no”,
“Abajo la represión”, etc., etc.
Estas mismas pintadas, y otras por el estilo, se ven repetidas en otros idiomas
en diversas partes del mundo. No es que haya una coincidencia en el
pensamiento, sino que las dictó la misma mano y no falta ni sobra una coma en
ninguna de ellas, pretendiendo una “inseminación
cerebral” al mundo entero. La pregunta es: ¿A quien sirven los que las
realizan?.
Diario HOY, 27 de abril de 1984
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