(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)

La operación la inició la provincia a través del entonces gobernador
civil, don Antonio Rueda que, con fondos que tenía del “Movimiento” y con la promesa de que se integraría en una cadena
nacional de radiodifusión después, pagó una alta cifra a una industria, de
fuera de Cáceres, que fabricaba estos instrumentos. Se montó lo que había
costado tan caro y se puso en manos de unos técnicos locales que acabaron
informando de que aquello había sido un engaño porque estaba preparado para el
tente mientras cobro ya que estaba realizado con material de desecho que tras
unas cuantas horas de emisión, se averiaba continuamente, costando un ojo de la
cara la sustitución del viejo material por otro nuevo, con lo que el
gobernador, que se sintió engañado, decidió el cierre.

Yo viví aquello y, quizás, tenga una deformación por cosas parecidas
que aquí han ocurrido en asuntos que parecían verse claros. Por ello, sin
quererlo, cuando se habla de la compra a Inglaterra de la fábrica de
microordenadores, me acuerdo de la Radio, aunque desearía equivocarme, al menos
en esta ocasión.
Diario HOY, 19 de julio de 1984
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.