Parece mentira que habiendo nacido en Cáceres la Orden de Santiago
haya tan escasos recuerdos de ella. La cosa tiene cierta explicación, porque
una vez tomada Cáceres por Alfonso IX de León, hubo de mantener el rey un
pleito con la misma y ni los caballeros de ella, ni el propio Rey quisieron
volver a saber unos de otros, y este silencio lo heredamos los cacereños de
posteriores centurias.
No obstante, vamos a recoger las noticias dispersas que, a pesar de
todo, nos han llegado de ella.
En el otoño de 1169, Fernando II de León volvió a reconquistar Cáceres
y la da a un pariente suyo, don Pedro Fernández Hurtado, señor de Fuentecalada,
que funda la orden militar de “Fratres de
Cáceres” o “Caballeros de la Espada”,
que luego se llamará de Santiago, por la iglesia cacereña en que la funda, y de
la que él fue el primer maestre.
La Orden pierde Cáceres en 1172, ante el empuje de Abu Jacob, que
produce los 40 primeros mártires de ella, en la torre de “Bujaco”, leyenda que conocen todos los cacereños; pero quedan otros
caballeros que no mueren en el hecho, entre ellos el Maestre, a los que el rey
compensa, en 1174, con la villa de Uclés, mientras se reconquista Cáceres, cosa
que no sucede hasta diez años después, en 1184, en que el rey vuelve a tomarla
y la restituye al Maestre don Pedro, que tiene que defenderla del empuje de las
tropas del Emir Jussuf, que la deja sitiada y continúa para sitiar Santarén.
Durante el sitio el Maestre que debía ser viejo, se siente indispuesto
y muere en la cama el 11 de julo, pero sucede lo que se toma como un milagro, y
es que al campamento moro llega la noticia de la muerte repentina de Jussuf,
ante Santarén, levantando éstos el sitio y regresando a Andalucía. Es más, este
“milagro” lo cuenta el dominico Gil
González Dávila, afirmando que se apareció el apóstol Santiago, que se puso al
frente de los cacereños y mató tantos infieles, que éstos tuvieron que
marcharse. El hecho ocurrió en las inmediaciones de la “Charca Musia”, llamándose desde entonces el lugar de “Matamoros”.
Leyenda o realidad, éstas son las noticias dispersas que podemos
recoger de la orden santiaguesa y su maestre, del que queda como único recuerdo
la “calle del Maestre”, como posible
lugar donde viviera y donde muriera, en 1184.
Diario HOY, 15 de junio de 1984
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