domingo, 30 de julio de 2017

Devolver la Plaza Mayor al vecindario


Hay que recuperar la plaza pública para el pueblo, y este es el criterio de nuestro actual alcalde, don Manuel Domínguez Lucero, que vuelve de Madrid ilusionado con esta idea. Tenemos que reconocer que nuestra Plaza Mayor, antiguo recinto de convivencia del vecindario, se nos ha convertido en un enorme garaje sin utilidad para el vecino de a pie.
Este fue un desacierto del antiguo alcalde, Díaz de Bustamante, al que, en compensación, le debemos otros muchos aciertos en su gestión, como puede ser el del abastecimiento de aguas, desviación del ferrocarril, etc. Pero todo ser humano tiene desaciertos y esta transformación en garaje de la Plaza Mayor fue uno de los de don Alfonso que, si quedó enjugado por otros aciertos, hizo perder la primitiva finalidad que las plazas mayores de nuestros pueblos y ciudades tienen para el vecindario, cual es el de ser centro de la convivencia del pueblo, lugar donde estar, etc.
Ahora, con motivo de la nueva remodelación de la Plaza Mayor, parece ser que quiere subsanarse el error anterior —y así nos lo ha explicado el actual alcalde—, volviendo a trazar una plaza, con bandeja central accesible para todo el mundo, donde puedan jugar los niños, descasar los viejos, convivir todos y servir también para instalar esas ferias del libro o puestos que en ocasiones determinadas no se sabe donde poner. Cierto que los estudiantes actuales conviven en los sitios que han quedado próximos a la plaza: escalinatas al arco de la Estrella, soportales, Foro de los Balbos, calles como General Ezponda y otras…, pero no son suficientes y trata de devolverse la plaza a esta convivencia ciudadana aunque, como es lógico, surgirá el problema de dónde aparcar los vehículos, pero este es problema secundario que por otro lado, puede subsanarse con los nuevos aparcamientos que se tienen en mente.
El proyecto no está hecho, pero paree ser que se trata de volver a trazar la plaza como estuvo a principios de siglo con bandeja y árboles —no muy altos para que no resten belleza a la muralla —que den sombra a los que utilicen aquello; en fin, que de sabios es rectificar y que en realidad muy pocos cacereños estamos contentos con como la plaza está ahora, y sobre todo: si la plaza debe ser un lugar de convivencia para el pueblo, vemos muy bien que se le devuelva al pueblo lo que es suyo.
Diario HOY, 24 de enero de 1982

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