Tengo que aclarar que me ha complacido la celebración que acaba de
hacerse del centenario de la creación de la línea Madrid-Lisboa por Cáceres,
cuyos actos he seguido con verdadero interés y a los que se ha dado el
apetecido relieve, porque si hace cien años estuvieron en Cáceres, con este motivo,
los dos reyes peninsulares, ahora han estado los ministros de obras públicas de
las dos naciones que han hecho declaraciones a troche y moche prometiendo una
serie de mejoras que esperamos se cumplan, a un lado y otro de la raya
fronteriza. Nuestro ministro, José Luis Álvarez, ha dicho que nos va a invertir
aquí 15.000 millones de pesetas y el portugués, Viana Baptista, que invertirá
allí quince billones de escudos. Más realista el portugués, ha dicho, poco más
o menos, que “conscientes de la importancia del tren en estos años de crisis
energética” quieren volcarse en modernizar este medio que es su comunicación
más directa con la Europa Comunitaria, por lo que esperaba que España no fuera
un tapón en ese paso a Europa, que es como decir que esperaban la modernización
de la línea española al mismo ritmo.
No sabemos si nuestro ministro, José Luis Álvarez, es tan realista
como el portugués, pero hay varios aspectos en los que debería meditar la RENFE
y nuestro ministro, porque justo es reconocer que —centenario y celebración
aparte— nos separan años luz de los ferrocarriles europeos y al menos esta
línea internacional Madrid-Lisboa ha sido la cenicienta de las ferrovías
españolas y ha estado solo para recibir el material de descarte —o desecho de
tiendas— que a las demás líneas
españolas les sobraba. A uno le asombra saber que en Francia hay ferrocarriles
que corren a 300 kilómetros por hora; que en Italia —por poner otro ejemplo
europeo y latino— todos los
ferrocarriles están electrificados porque las máquinas de fuel-oil producen un
gasto que no puede soportar el país y la electricidad es un ahorro… Y no
queremos hablar de otros ferrocarriles como los alemanes o de centro Europa que
son un espejo donde debería mirarse nuestro ministro y nuestra RENFE si es que
tienen los pies en el suelo… El que la línea Madrid-Lisboa siga como casi hace
un siglo, con la ligera modificación de haber cambiado las máquinas de carbón
por la de fuel, y poco más, es al menos un dispendio cuando la electricidad nos
cuesta más barata que el petróleo y cuando el mismo Gobierno recomienda un
ahorro que no cumple.. Por ello, lo menos que debería haber dicho el señor Álvarez
es que se electrificaría la línea, porque lo de los 15.000 millones, para éstas
y otras atenciones, y en el periodo del 82 al 84, es bien poco decir… ¡Vamos,
pienso yo!
Diario HOY, 9 de octubre de 1981
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