(Incluida en el libro
“Ventanas a la Ciudad”)

El primer cinturón de fuentes antiguas de Cáceres, todas ellas en las
afueras —algunas desaparecidas ya y otras olvidadas—, eran: la del Rey o el
Marco, que de ambos modos se llamaba, y la de Concejo, las más populares y
abundantes en caudal y ambas fueron punto clave para el desarrollo de la
ciudad, vertiendo ambas en el pequeño río de “La Rivera” que durante siglos dio
vida a Cáceres. Este “río”, hoy casi agotado, dio en tiempos movimiento a 25
molinos harineros, sirvió a varios tintes y batanes (de ahí el nombre de Tenerías
Alta y Baja en algunas de las calles próximas) y a otras fábricas, regando una
legua de huertas. Había otras fuentes en el entorno próximo: Fuente Fría —con
el mejor agua, que tenía hasta propiedades curativas para la vista—, Aguas
Vivas, Doncellas, Butrera y Balincoso. Un poco más lejos, la de Barba, Jaraíz,
Valhondo, Santo Toribio y Caños de Santa Ana. Esta última era otra salida del
Calerizo y su bolsa acuífera subterránea, formando el arroyo de Alcocer, que
partía del actual CIR número 3 en dirección a Valdesalor y que ahora está
agotado.
Finalmente había otras fuentes más lejanas: Trasquilón, Palacina,
Santa Olalla, Álamo, Castaño, Muda el Pelo, Honda, Arropez, Las Arenas,
Valdelacasa, El Campillo, Las Terronas, Doña Gregoria, Marinas, Borbollón,
Rosa, Horriquero, Morales y Zarza, todas ellas potables y perennes en su
tiempo, pero hoy día muchas destrozadas o desaparecidas... Quede ello para
nuestra pequeña historia.
Diario HOY, 19 de diciembre de 1981
Me resulta extraño que no se mencionen fuentes tan cacereñas como la Madrila, Hinche o Beltrán, quizás sea porque eran lavaderos también
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