
Mandó, asimismo, deshacer los dos sellos municipales y hacer uno solo
con ambos símbolos, ya que había uno con las armas de León y otro con las de
Castilla, surgiendo así el actual escudo de Cáceres. Antes, cuando mandaba uno
de los bandos, utilizaba o el de León o el de Castilla, según que fueran más
numerosos los mandatarios de uno u otro bando.
Tras ello, reunió a todos los disidentes, haciéndolos jurar sobre los
Evangelios que lo que allí se pactara sería respetado, poniendo en 24 papeletas
los nombres de los más destacados líderes de un bando y en otras 24 los del
otro. Se pusieron las papeletas en dos bonetes, de los que la reina fue sacando
los doce “viri boni” —hombres buenos— que regirían la villa, seis de una y seis
de otra de las listas, quedando así elegidos los regidores de nuestro
Ayuntamiento que desde entonces, en un estricto pie de igualdad, fueron los
encargados de acallar las luchas que nos habían dividido durante muchos
lustros… ¿Hubo perdedores? Pues sí que los debió haber, porque los partidarios
de Castilla, que eran más numerosos que los de León y la reina, que era
castellana, se debió inclinar más por ellos, pero no lo hizo por esa visión de
futuro que le ha concedido la Historia. ¿Sirve esto para la disquisición actual
en que se encuentra la Junta, de paridad o proporcionalidad? No lo sé, pero si
sirve ahí queda.
Diario HOY, 2 de diciembre de 1981
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.