Como la cosa se refiere al actual callejero cacereño, que más o menos
hemos tratado a veces en esta sección, vamos también ahora a darle cabida. Se
trata de un error que creemos ha suscitado la Junta de Extremadura, al montar
su sede en uno de nuestros viejos palacios de la ciudad monumental, justo el
que hace esquina a la plaza de San Mateo, aunque su entrada es por la calle de
los Condes, pero condes sin más “adjetivación”,
o sea, “Calle de los Condes”, a
secas. Pues bien, porque los señores de la Junta, los encargados del servicio
burocrático que sea, no entendieron bien el nombre de la calle en la que se han
comprado el palacio, en sus señas y membretes la han comenzado a llamar a dicha
calle “Calle de los Condes de Canilleros”,
error que han cometido, asimismo —porque suponemos que son ellos los que dieron
los datos para la guía telefónica— en el listín de teléfonos, donde la Junta de
Extremadura figura en la “Calle de los
Condes de Canilleros”, nombre de calle que no existe en Cáceres. Es más,
cuando la Junta cita a alguna reunión en esta sede, sigue insistiendo en su
error de nombrar a la calle de ese modo, que se han sacado ellos de la manga
como suele decirse.
No queremos quitar ningún mérito a los Condes de Canillero, título cacereño
que ostentó últimamente el ya fallecido historiador don Miguel Muñoz de San Pedro,
que por sus trabajos sobre historia, sus investigaciones y su amor a Cáceres
bien merece que una calle lleve su nombre, y hasta pensamos que hubo una
petición en este sentido; pero de eso a llamar a la Calle de los Condes con
nombre nuevo hay un abismo.
Precisamente esa calle de la ciudad monumental, nominada solamente
como de “Los Condes”, sirve de
ejemplo muchas veces a los “cicerones”
para contar que las ciudades de Cáceres y Toro fueron las dos ciudades
españolas que más títulos nobiliarios contaron entre sus vecinos y prueba de
ello es que esa calle se llamó simplemente de los Condes. Cierto que hoy los
títulos nobiliarios cacereños no viven ya entre nosotros desde hace más de un siglo,
o viven muy pocos, pero la designación es válida y lo que no parece bien es
enmendar la historia a la ciudad, y máxime por un “despiste” de la Junta de Extremadura.
Es, si ustedes quieren, un despiste perdonable pero creemos deben
ponerse las cosas en su sitio.
Diario HOY, 26 de noviembre de 1981
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