Uno acaba teniendo el alma en vilo entre los síndromes tóxicos de los
alimentos, cuyos responsables directos no acaban de encontrarse, y los listos,
que aprovechando este “río revuelto”, acusan a tal o cual marca de poca
seriedad con el objeto de imponer la suya. Ahora resulta que hay otro “affaire”
entre laboratorios farmacéuticos catalanes por la vacuna antigripal de
determinada marca que ha sido hasta sentenciado por un juez en el sentido de
que —al menos la analizada— no es válida para curar la gripe; por su parte, el
laboratorio fabricante acusa a la competencia y el usuario se queda con dos
palmos de narices —que es por donde se estornuda— porque no sabe si la vacuna
que compró es eficaz o si sólo se trata de una guerra comercial en la que de
todos modos él se va a sentir el estafado… ¿Hasta cuándo los españoles vamos a
servir de cobayas para algunos mercaderes —dicho sea en el peor sentido de la
palabra— de los alimentos y de la salud…? ¿Es que nadie va a ser capaz de poner
coto a esto?
Nos extraña que los franceses, que se agarran a todo, estén dándole
vueltas al lograr que nuestros productos no vayan a Europa, pero habría que
preguntarse si no somos los mismos españoles los que estamos dando pie para
ello sin lograr aislar, no ya el virus, sino a los traficantes de los venenos
alimenticios y a los “listos” que pescan en ese río revuelto.
Como este es tema que atañe a todos los españoles, es también el
comentario de muchos sectores de la ciudad que estiman que el asunto lo están
liando los que deberían aclararlo… y en cierto modo tienen razón porque ya ha
pasado suficiente tiempo para que las aclaraciones y las acciones que ello
debería llevar consigo se hubieran puesto sobre el tapete nacional.
A nadie le gusta dar la razón a los franceses, pero de seguir aquí, en
el interior, el asunto tan nebuloso, vamos a acabar dándosela y no ha de
extrañarnos el que el Mercado Común, Europa en definitiva, acabe diciendo:
“Mientras no limpiéis vuestros venenos —tanto el de los alimentos como el de
las acusaciones—, aquí no entran
vuestros productos.” Yo supongo que el asunto es lo suficientemente grave como
para que se tome en serio por parte de nuestros políticos y de nuestros
dirigentes.
Diario HOY, 17 de octubre de 1981
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