Confieso que no creo mucho en la autonomía, como le pasa a un montón
de extremeños de las dos provincias. Pero como “los tiros” futuros van por ahí
no habrá más remedio que tragarla y procurar que el Parlamento Extremeño del
mañana esté trazado con unas normas de equilibrio que no puedan permitir la
hegemonía de una provincia sobre otra, sino hecho en pie de igualdad que no
pueda suscitar reticencias entre Cáceres y Badajoz, sin que los extremeños y
los políticos de una y otra provincia puedan, como suele decirse, arrimar el
ascua a su sardina provincial y dejar la raspa a la otra.
Como todo esto es lo que está en candelero y es lo que encendió su
polémica en el último pleno de la Diputación —con votación en contra de los
diputados socialistas cacereños—, es por lo que quiero hacer unas reflexiones
propias con los elementos de juicio que tengo a mano, que puede no sean todos,
pero que estimo son suficientes.
Explicado con la mayor sencillez posible, parece que la Diputación de Cáceres
—y con ella la provincia a la que representa— quiere que en el futuro Parlamento
haya igual número de parlamentarios de Cáceres que de Badajoz. No quiero entrar
en si esto se había negociado o no, aunque parece ser que sí. Por su parte, un sector
de Badajoz, al que se unen los diputados socialistas de Cáceres, quieren que el
número de parlamentarios sea proporcional al número de habitantes de cada
provincia, con lo que saldría perjudicada la de Cáceres, que cuenta con menos
habitantes. Por otro lado hay un argumento que la Diputación Cacereña no quiere
utilizar por no inclinar este desequilibrio a su favor, cual es el que, no
obstante, en la provincia de Cáceres hay doscientos dieciocho municipios y en
la de Badajoz sólo ciento sesenta y dos que, al ser entidades autónomas,
podrían muy bien aspirar a tener representación parlamentaria, pero el
argumento no beneficiaría a Badajoz y, conscientes de ello, los cacereños no lo
utilizan, pidiendo a cambio que haya un pie de igualdad representativa para
ambas provincias. Sin entrar en sus argumentos, que “liarían más la pelota”, la
aspiración de Cáceres es así de sencilla para integrarse en ese Parlamento,
pero los políticos de Badajoz se aferran al número de habitantes —que les
beneficia— como se aferran —y esto es más alarmante— el grupo de diputados
socialistas cacereños.
Dicho esto, que cada cual saque las conclusiones oportunas, de las que
pensamos que en regiones con más provincias cabría esa proporcionalidad —aunque
el algunas, como las vascas, no se ha admitido—, pero en una región con sólo
dos provincias sería discriminatorio para la de menor número de parlamentarios.
Diario HOY, 24 de noviembre de 1981
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