¡La que se ha armado con la decisión del ICONA, a nivel nacional, de
proteger a la perdiz roja! Ayer mismo sorprendí una reunión “campirulera”,
realizando bajo la sombra de una encina, a la que asistían: cuatro liebres,
ocho conejos, tres palomas, cuatro parejas de perdices, una pareja de patos, tres
sisones y algún representante más de otras especies cinegéticas. Como público, había
una gran cantidad de garcetas boyeras, habiéndose constituido toda la
concurrencia en una especia de asamblea que presidían tres grajos —con su
plumaje negro— a los que asistían dos urracas, que creo hacían de secretarias
de la “mesa”, mesa que se había instalado sobre un cancho en lo alto de un
alcor, desde donde había buena perspectiva para no ser sorprendidos.
Abierta la asamblea, un conejo trajo en la boca un periódico en el que
se incluían los nuevos acuerdos del ICONA prohibiendo la caza de los patos y la
protección a la perdiz roja en diversas provincias españolas. Se dio lectura al
“suelto”, cosa que hizo una corneja calándose las gafas, y comenzó a discutirse
lo justo de los acuerdos tomados por los humanos:
— “Estimo yo como presidente —dijo uno de los grajos, con voz nasal—
que la medida, en cuanto a los patos no está mal tomada, porque estos
pobrecitos no tienen un charco donde solazarse ni “pegarse” un remojón y cada
vez se les están poniendo las cosas más difíciles… ¿Pero qué me decís, compañeros,
de la medida discriminatoria que se va a tomar con la perdiz, protegiéndolas a
ellas y dejándonos a los demás sin protección alguna ante las escopetas?”
— “¡¡Demagogia, eso es demagogia!!” —saltaron las perdices, que
agregaron:—“Lo que aquí se quiere es politizar la reunión y a eso no hay
derecho…”
— “Ahí voy yo —terció una de las liebres—. La maniobra está más que
vista: ¿porqué se las protege a ellas?, ¿por qué son rojas?... y a los demás
¿qué?, ¿es que somos de derechas?”
— “¡¡Fachas, carcas!!”, gritaron las perdices fuera de si…
Los conejos asentían con el hocico y decían:
— “¡Estos son injusticias sociales! ¿Porqué la protección no se nos da
a nosotros, por que nos llaman “cavernícolas”, por que vivimos en los
vivares?... ¿Es que podemos vivir en otro sitio?”
— “¿Y qué nos decís de la caza con el “perdigón”, que se nos hace en
pleno celo y engañándonos como a chinos?... —dijeron las perdices…—
En fin, que aquello estaba a punto de llegar a las manos, si no es que
suena un tiro lejano y cada uno salió buscando protección donde pudo,
terminando la reunión como “el rosario de la aurora”.
Diario HOY, 11 de diciembre de 1981
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