El alcalde cayó en el garlito; o lo que es lo mismo, al coche del
alcalde —al oficial— se lo ha llevado la grúa ayer, en la calle doctor Marañón.
“¡Lo que me alegro!”, nos decía ayer un amigo de esos que gustan de
todas la noticias negativas, y agregaba: “¡Para que sepa el alcalde lo que es
bueno!”
— “Oye, le decía otro, ¿y si se lo han llevado para dar ejemplo, pero
le perdonan las dos mil pesetas?”
— “Que yo creo que le habrán perdonado —terció otro—, porque dime tú
con qué cara se presenta esta grúa al próximo concurso que, quiérase o no,
adjudica el alcalde… Para mi que esto es propaganda”.
Yo no sé si será propaganda o no, pero desde luego el caso es
insólito, o lo era hasta hace poco… y hasta llego a pensar que nuestro alcalde
habrá pagado las dos mil pesetitas, como las pagó la señora del gobernador
civil, a la que también se le llevaron el coche hace días.
Por si alguno lo duda, vamos a darles más detalles resulta que ayer el
alcalde tuvo que ir en el coche oficial a hacer una gestión a la Jefatura de
Tráfico, y como la calle doctor Marañón está siempre imposible de vehículos, el
coche hubo de quedar mal aparcado… Y sucedió lo que tenía que suceder, que
alguien llamó a la grúa y ésta llegó y se llevó el coche del alcalde, con lo
que éste —que es un demócrata empedernido— habrá tenido que pagar las dos mil
del ala, si es que quiere dar ejemplo.
No obstante, en el fondo me alegro, aunque sólo sea por la razón de
que el alcalde se entere sufriendo en sus “propias carnes” de lo mal que
estamos de aparcamiento en la ciudad, asunto que o se soluciona urgentemente o
no va a poder venir a Cáceres nadie sin correr el peligro de tener que pagarle
su “impuesto revolucionario” a la grúa de marras, porque a la altura que se
están poniendo los aparcamientos en la ciudad y con lo en serio que se lo han
tomado los de la grúa —cosa que nos parece muy bien— vamos a tener que poner a
las entradas de las carreteras un cartel que, poco más o menos, rece así: “No
entre con coche en la ciudad, está todo completo”.
En fin, que el alcalde cayó en el garlito, pero como es él el que
tiene que solucionar lo de los aparcamientos, mejor que mejor.
Diario HOY, 30 de enero de 1982
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