
Dicho esto, y porque destacar los méritos del compañero y amigo,
siendo uno de la propia casa, pudiera parecer adulación, voy a centrarme en la
forma de ser del Dionisio Acedo que yo conocí, traté y admiré de una manera íntima.
El decano de la prensa de Cáceres le llamamos en vida, y con su forma de ser
fue el mentor —en cierto modo— de las generaciones de periodistas que le
seguimos. Dionisio era un hombre profundamente culto que, quizás por eso de su
timidez, no hacía alarde de su propia cultura; pero al lado de ello, tenía un
profundo sentido del humor —característica de los hombres inteligentes— que
conocíamos solamente los que llegamos a intimar con él. Por bueno a veces se
pasa y alguna vez yo le embromé diciéndole:
— “Tú, por no acomplejar a un cojo —por ejemplo— comienzas también a
cojear y consigues el efecto contrario, que es hacerle pensar que le haces
burla”… Él reía con la broma y seguía con su innata bondad que en el fondo
todos admirábamos. Era un hombre metódico que no bebía bebidas alcohólicas,
pero gustaba mucho de invitar a los compañeros y para poner más énfasis en la
invitación solía bromear diciendo: “O me aceptas una copa, o me permites que te
de su importe en metálico”, con lo que nos hacía reír, que era de lo que
trataba. Yo sé que anoche, en la entrega a Manolo de su premio, su espíritu
estuvo allí entre nosotros y que él disfrutó tanto como disfrutamos los que
asistimos al acto… por ese paralelismo de que hablo al principio.
Diario HOY, 13 de diciembre de 1981
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.