Tenemos nosotros la culpa de que los franceses estén tan endiosados,
que hasta se permitan dar el cerrojazo a los productos españoles aduciendo ciertas
razones de índole sanitario. No voy a referirme a lo que ya todos sabemos cual
es que, sin razones ningunas, ya de antiguo, ponían el veto a los camiones de
frutos españoles que cruzaban su territorio quemándolos y destrozándolos,
cuanto más para que nos extrañe que tras el “affaire” (así dicho en francés) de
la colza se agarren a ese clavo para ponernos el veo a los productos nuestros
que quieran venderse en ese país, al que me resisto a llamar “la dulce
Francia”, porque para nosotros tiene mucho más de agria que otra cosa… y lo ha
tenido siempre.
Pero es que aquí “somos celestiales” —como diría mi buen amigo Víctor
Gerardo García Camino— y lo somos porque, yo recuerdo que cuando era niño se
nos mentalizaba en el sentido de decirnos que “la cigüeña nos había traído de
París de la Francia” y había algunos que hasta se lo creían y se comportaban
como franceses de origen.
No voy a decir que esta conseja infantil continúe ni que los niños de
ahora —a los que se explican más claramente las cosas— se lo crean, pero sí
tengo que decir que continuamos con el mismo “papanatismo” hacia lo francés y
ello ha provocado el endiosamiento galo de que hablo al principio.
Por muy poco patriotismo que tengamos los españoles estas medidas
francesas tienen que molestarnos a todos, y pienso ya que este “papanatismo”
persiste aún en nuestras propagandas publicitarias a todos los niveles y hasta
me extraña que, siendo los publicitarios tan espabilados, no lo hayan ya
captado así. Por ejemplo, estamos hartos deber esos “spot” publicitarios en
Televisión y otros medios que anunciándote un perfume, un producto alimenticio
u otra cualquier cosa, te agreguen: “Perfumería tal, París”, o “Es un producto francés, naturalmente…”. Pues bien,
yo no sé qué harán los demás, pero a mi me sobra oír eso para ponerle el veto
al producto y preferir uno español o de cualquier otra nacionalidad… Y de hacer
los demás lo que yo hago, “otro gallo les cantaría a los franceses”, aunque
solo fuera en justa correspondencia.
Diario HOY, 25 de octubre de 1981
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