No con el deseo de enmendar planas a nadie, sino con el de aportar una
nueva idea al motivo de celebrarse en Torrejoncillo esa fiesta insólita que es
“La Encamisá”, quiero expresar mi teoría sobre ella, porque estimo se relaciona
bastante más con un hecho de armas ocurrido en nuestra tierra que con una
batalla ocurrida fuera de ella, en la que estuvieron los torrejoncillanos.
Cierto que no hay documentación que aportar a esta teoría, pero como yo creo
que está muy ligada a la reconquista de Cáceres, voy a contársela —como yo la
veo— a cacereños y torrejoncillanos.
A mi modo de ver, la “Encamisá” se relaciona con la última reconquista
que se hizo en Cáceres, allá por 1227 o 1229 (porque tampoco en esto están muy
de acuerdo los autores). Yo pienso que la reconquista que el Reino de León
venía haciendo para saltar la barrera natural del Tajo incluía el poner todas
las plazas fuertes y castillos que había en sus inmediaciones al norte, para
después saltar sobre Cáceres, al sur, y continuar hacia Badajoz. Esta
reconquista hubo de ser lenta y, de tradición, el rey leonés solía montar su
puesto de mando en Coria, rescatada ya a los moros y hasta existen documentos
fechados allí. La vanguardia de esta penetración debería estar en Torrejoncillo,
siendo el obstáculo para saltar al Tajo dos castillos: el de Portezuelo y el de
Alconétar, pero el verdadero “hueso” era el primero, muy próximo a
Torrejoncillo (cuyo nombre indica también otra torre o castillo). Es posible
dado la fecha en que se realiza, que aprovechando una nevada —no tan rara en
diciembre en nuestro suelo— esa
vanguardia se dispusiera a aprovecharla para —camuflados— sorprender a los
moros que guarnecían el Portezuelo y realizar así una acción nocturna, que es
sin duda la que reseña la actual fiesta. A estas tropas había que enardecerlas
para la acción y entregarles el estandarte que había de conducirlas, cosa a la
que sin duda se refiere todo el acto de la “Encamisá”, que es la entrega de
este estandarte para realizar una acción guerrera aprovechando la nieve y lo inhóspito
de una noche en la que no se espera al enemigo… Lo demás es fácil de imaginar:
se toma Portezuelo y posiblemente Alconétar y quedan las puertas abiertas para
una futura acción que entrañe la toma de Cáceres, verdadera llave para tomar
las tierras del sur del Tajo… Una tradición así, en la que hubo de intervenir
todo el vecindario de Torrejoncillo, no suele olvidarse y arraiga en la tradición
bastante más que otra ocurrida en Pavía, en la que estuvieran unos cuantos
torrejoncillanos… ¿Qué tampoco esta puede ser la verdad?, posiblemente, pero
pienso que debe aproximarse mucho.
Diario HOY, 10 de diciembre de 1981
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