Asombra, ahora que estamos haciendo los resúmenes del año, la cantidad
de cosas que se prometieron se harían en el año que está a punto de terminar, y
las pocas de ellas que lograron realizarse, la serie de promesas incumplidas y
la serie de ilusiones rotas, si es que nos tomamos muy en serio la política de los
políticos y las promesas de los que mandan en cada momento. Si hay un refrán
que dice: “De dinero y santidad, la mitad dela mitad”, habría que inventar otro
que dijera, más o menos: “De obras a realizar, la mitad de la mitad”… y me
quedo largo.
Pero como da la casualidad de que esta fechas de Navidad y esquina de
año —o sea paso de un año a otro—, son las obligadas de preguntar a los que
tienen alguna función de mando, a los que llevan “el mango de la sartén”,
tomado con sus manos, o a los vaticinadores, ¿qué va a pasar en el año que
comienza, o cómo ven el futuro?, a uno —que profesionalmente tiene la
obligación de hacer esa pregunta— le entran unas ganas enormes de decir:
— Don Fulano, vamos a contar mentiras. ¿Cómo ve usted para Extremadura,
o para Cáceres el año que “entró en caja”?...
Y don Fulano, poniéndose muy serio, nos dirá que el próximo año se van
a atar los perros con longaniza… Uno tiene la tentación de agregar: “¡Miau!”, a
lo que tan seriamente expone don Fulano, sea el ministro de turno, sea el
presidente de tal o cual organismo muy importante, o el preboste de jornada,
porque lo insólito sería que don Fulano nos dijera:
— Mire usted, no sea ingenuo, que en el próximo año vamos a seguir
vegetando, que no es poco, chupando del bote, que es lo secular… y recogiendo
algunos “descartes” o migajas que sobren a quienes quieran dárnoslas y que bien
venidas sean. Amén.
El pueblo, que lo comprende todo, sabe que don Fulano tiene obligación
de echar esas mentiras —aun sin cruzar los dedos— y se lo traga todo… El que se
lo crea es “harina de otro costal” y ello va formando un escepticismo general
en el que se rompen muchas ilusiones que yo no sé si serán útiles o no para
futuras empresas, si es que emprendemos alguna.
En fin amigos, que yo voy a escribir una carta a los Reyes Magos, en
la que voy a pedir ilusión para el pueblo y… paciencia, porque parece ser que
ellos son los únicos que pueden traérnosla.
Diario HOY, 20 de diciembre de 1981
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