Tengo que confesar que me gusta a mi la cancioncilla esa de “Chu, chu,
chu… saque sus billetes en un día azul”, y hasta me extasío viendo esos “trenazos” supermodernos que
aparecen en la “tele”, en la bien montada propaganda que la RENFE viene
haciendo de sus promociones para que los españoles viajemos en el tren. Sospecho
yo que se habrá filmado el anuncio con los trenes españoles que la compañía
tiene en algunas líneas privilegiadas, como las del Norte, Cataluña, Madrid,
Levante, y eligiendo siempre el tren más moderno y mejor “puesto” de los que
tiene la RENFE, que no debe andar muy sobrada de ellos… Digo esto, porque si la
propaganda se hubiera montado con los trenes que recorren las líneas cacereñas
hubiera salido el “tiro por la culata” en esta publicidad de promoción del
tren.
No hace mucho se celebró aquí, en la línea internacional
Madrid-Cáceres-Lisboa, el centenario de su puesta en marcha, recordando cómo
hace un siglo los dos reyes peninsulares: Alfonso XII de España y Luis I de
Portugal, vinieron a ponerla en marcha con el material que entonces era de lo
más moderno que existía en los ferrocarriles, pero lo curioso es que la línea y
los trenes que funcionan por ella casi siguen teniendo las mismas características
que tenían los de hace un siglo apuntalados por los “desechos de tientas” que
la RENFE nos va incorporando al darlos de baja en otras líneas más atendidas.
Por ello digo que de la publicidad a la realidad de nuestras líneas
hay, si no un siglo de diferencia, sí al menos cincuenta años… Pero la
publicidad es buena y hasta por aquí solemos “picar” con ella, porque esto de
los “días azules” no es nuevo, sino que lleva varios años de vigencia. Como
experiencia personal diré que, ya hace tiempo, yo también “piqué” con el
anuncio y realicé un viaje a Madrid en invierno… del que no quiero acordarme,
porque resulta que la calefacción, por no sé qué avería, no funcionó y los que
fuimos y vinimos nos agarramos un catarro descomunal. A Salamanca y por el
mismo motivo realicé otro y, al regreso, quedamos averiados en un túnel cerca
de la estación de Río Tajo. Era noche oscura y pasamos allí más de dos horas
esperando que llegara una máquina a rescatarnos, máquina que por cierto le
quitaron a otro tren regular, que también tuvo que esperar lo suyo hasta que
nuestro convoy fue llevado a Cáceres y pudimos “devolver” la máquina que se nos
prestó para la emergencia… En fin, que cuando sale la propaganda, aunque cante
la canción, al final de ella suelo hacerle lo que llaman “la pedorreta”.
Diario HOY, 20 de noviembre de 1981
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