Bueno, pues ya está uno de nuevo aquí después de unas cortas vacaciones
—porque las vacaciones todas son cortas— y tras de haberse dado una “vuelta por
el mundo” a enriquecer los pocos conocimientos que tiene uno de él, por aquello
de que “el viajar ilustra”, aunque no estemos muy de acuerdo con el dicho ya
que más viajan las maletas y ninguna sabe dos idiomas, y ni siquiera uno. Pero,
en fin, hay muchas formas de viajar y una de las peores quizás sea como
maletas, por el mal trato que uno acaba
recibiendo. Por otra parte a mi personalmente me ha parecido una vanidad
estúpida e innecesaria, máxime cuando no viene a cuento, el contar a todos los
viajes que —por las circunstancias que sean— uno realiza, porque puede parecer
un “rabia, rabiña” para los que no pudieron hacerlo y ya se sabe que las
envidias surgen a la vuelta de cualquier esquina y según dijo alguien es
nuestro mal nacional. Por ello, lejos de mi ánimo está el contarles la batalla
de mi viaje vacacional por no caer tampoco en aquello del que fue a Sevilla y
se siente en la necesidad de “apedrear” a los demás con los lugares comunes de:
“La bella ciudad del Betis, como dormida a la sombra de la Giralda, etc., etc.”
Pero hay algunas cosas que sí merecen el comentario y es que en esta
vuelta mía en la que se incluían —en cierto modo— de paso y como pueden hacerse
estas cosas, Italia y Grecia, las “pintadas” en las paredes son las mismas que
por aquí y como trazadas de la misma mano, aunque el idioma varíe: “No a la
OTAN”, “No a la energía nuclear”, aparte de las mismas cosas de los grupos
anarquistas —con la A en el círculo— aunque dichas en italiano o griego, pero
inspiradas siempre por la misma mente, donde se aprecia una “multinacional de
las ideas” que vienen bombardeando al mundo occidental, posiblemente paridas y
pensadas desde el mismo despacho oriental. Aparte de ello en Atenas, el Partido
Comunista preparaba su campaña electoral que, por cierto, era tan folklórica
como son las que aquí se preparan, aunque eso sí, las “canciones protesta”
tenían ritmo de “sirtaki” que era la mayor variación que podría apreciarse.
Los demás partidos decían también las mismas cosas que aquí se dicen,
que las cumplan o no eso es cosa que no puede apreciarse de paso, pero en
definitiva: “los mismos perros con distintos collares idiomáticos”, cosa que no
deja de ser curiosa..
Por lo demás aquí estamos de nuevo para tratar de entretenerles,
perdonen que les haya incluido algo de mi vacación, que ya comprendo que a
ustedes les tiene sin cuidado, pero de algo hay que hablar.
Diario HOY, 6 de octubre de 1981
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