martes, 4 de julio de 2017

A las duras y a las maduras


Me ha llamado la atención el que la Asociación de Joyeros y Plateros de Cáceres estén alarmados con la proliferación de puestos de bisutería por nuestras calles hasta el punto de dirigir un escrito al alcalde protestando del aumento de estos puestos “a cargo —dice el escrito— de jóvenes y personas originarias de países árabes, que, mediante la instalación de sus tenderetes, originan una competencia  absolutamente desleal”, para agregar más delante de su escrito: “Están contribuyendo de una forma continua y directa al hundimiento del comercio cacereño y a la erradicación de industrias a otros municipios limítrofes.”
Yo no sé si la nota es exagerada, porque uno no había parado mientes en que la venta de unas “joyas de serrín”, cuya falsedad se confiesa, puedan causar tanto daño a establecimientos donde se venden cosas de mayor garantía y entidad. Para entendernos, que el cliente que por veinte duros se compra una pulsera, pienso yo que no es el que puede aspirar a  comprársela por mil pesetas, por lo que el círculo de compradores —había pesado yo quizás ingenuamente— es distinto para uno u otro comercio… Pero cuando los joyeros protestan, sus razones tendrán.
Dándole vueltas al asunto uno piensa: Si los de aquí protestan, qué dirá el comercio establecido en Ceuta o Canarias, que tiene que aguantar a los “indios” que dan las mismas cosas mucho más baratas y hasta admiten el regateo a límites insospechados… Pero, en fin, no quiero quitar la razón a este gremio, que la tendrá, aunque uno no haya parado mientes en ella.
Lo que ya es menos lógico que el comercio haga sus protestas a la Alcaldía por todo y colabore tan poco con ella cuando se les pide la contribución en algo que no les va a costar el dinero, como son las papeleras que se intentan poner en la calle de Pintores, que no perjudicándoles, sino más bien beneficiándoles, les “han caído gordas” a muchos establecimientos que no autorizan a ponerlas.
Pienso yo que hay que estar a las duras y a las maduras, tanto para protestar como para colaborar… En definitiva, que, no estando de acuerdo con que la ciudad se nos convierta en un zoco, tampoco puedo estarlo con que la ciudad se nos convierta en un basurero por la poca colaboración del comercio establecido o de parte de este comercio… Yo creo que ustedes lo entienden.
Diario HOY, 12 de junio de 1981

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