Me ha llamado la atención el que la Asociación de Joyeros y Plateros
de Cáceres estén alarmados con la proliferación de puestos de bisutería por
nuestras calles hasta el punto de dirigir un escrito al alcalde protestando del
aumento de estos puestos “a cargo —dice el escrito— de jóvenes y personas
originarias de países árabes, que, mediante la instalación de sus tenderetes,
originan una competencia absolutamente desleal”,
para agregar más delante de su escrito: “Están contribuyendo de una forma
continua y directa al hundimiento del comercio cacereño y a la erradicación de
industrias a otros municipios limítrofes.”
Yo no sé si la nota es exagerada, porque uno no había parado mientes
en que la venta de unas “joyas de serrín”, cuya falsedad se confiesa, puedan
causar tanto daño a establecimientos donde se venden cosas de mayor garantía y
entidad. Para entendernos, que el cliente que por veinte duros se compra una
pulsera, pienso yo que no es el que puede aspirar a comprársela por mil pesetas, por lo que el círculo
de compradores —había pesado yo quizás ingenuamente— es distinto para uno u
otro comercio… Pero cuando los joyeros protestan, sus razones tendrán.
Dándole vueltas al asunto uno piensa: Si los de aquí protestan, qué
dirá el comercio establecido en Ceuta o Canarias, que tiene que aguantar a los “indios”
que dan las mismas cosas mucho más baratas y hasta admiten el regateo a límites
insospechados… Pero, en fin, no quiero quitar la razón a este gremio, que la
tendrá, aunque uno no haya parado mientes en ella.
Lo que ya es menos lógico que el comercio haga sus protestas a la
Alcaldía por todo y colabore tan poco con ella cuando se les pide la contribución
en algo que no les va a costar el dinero, como son las papeleras que se
intentan poner en la calle de Pintores, que no perjudicándoles, sino más bien
beneficiándoles, les “han caído gordas” a muchos establecimientos que no autorizan
a ponerlas.
Pienso yo que hay que estar a las duras y a las maduras, tanto para
protestar como para colaborar… En definitiva, que, no estando de acuerdo con
que la ciudad se nos convierta en un zoco, tampoco puedo estarlo con que la
ciudad se nos convierta en un basurero por la poca colaboración del comercio
establecido o de parte de este comercio… Yo creo que ustedes lo entienden.
Diario HOY, 12 de junio de 1981
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