Una cosa que se nos puede achacar a los españoles en general, a los
extremeños en particular y a los cacereños en particularísimo, es el hablar y
presumir de nuestras cosas sin conocerlas a fondo, yo diría que muchas veces
aún sin conocerlas superficialmente. Viene esto a cuento de que alguna vez, mis
paisanos me preguntan: “Oye, ¿y porqué conoces
tú tantas historias de la ciudad o de la región?”… Conste que no es cierto
que conozca profundamente nada, cosa que aclaro porque no se crea vanidad lo
que aquí expreso, pero volviendo al hilo de mi narración, mi respuesta es siempre
la misma: “Las conozco por “vergüenza
torera”… y aclaro el punto.
Más de una y más de dos veces me ha pasado, y supongo que alguna vez a
ustedes le habrá pasado lo mismo, que me he encontrado aun con extranjeros que
conocían “El Quijote” —que es nuestro—
al dedillo, cuando aún yo no me había decidido a leerlo por estimarle “un rollo macabeo”; he tropezado con
gentes que se conocían al dedillo la Historia de España y, no siendo españoles,
me daban “sopas con honda” sobre
nuestro pasado; he tratado gentes que te hablaban del “Aljibe de las Veletas” con todos los pormenores, cuando yo —que me
he criado a su vera— sabía muy poco de su historia; había turistas que, no
siendo de aquí, conocen nuestra ciudad monumental más al dedillo que la
conocemos los cacereños.. y eso, precisamente eso, es lo que me movió en muchos
casos a tratar de “estar al día” —por lo menos— en muchos de nuestros temas, por esa “vergüenza torera” de que al principio
hablaba.
Es inconcebible que siendo vecino de Cáceres y viviendo aquí, muchos
no hayan girado —ni aun por curiosidad— una visita al Museo de las Veletas, al
Aljibe y a tantos otros sitios y lugares de los que hablan los de fuera
mientras nosotros los desconocemos, Yo no sé si esto les ha ocurrido a ustedes,
pero a mi sí, y en lo que ha estado en mi mano he tratado de corregirlo cuanto
he podido: leyendo “El Quijote”,
visitando nuestros museos, sabiendo algo de nuestra historia (porque todo no
llega a conocerse), etcétera.
Por eso muchas veces los fines de semana o las vacaciones, pienso yo
que deberíamos dedicarlas, al menos en parte a conocer lo nuestro, porque,
oiga, ¿cuántos son los cacereños que no conocen las Hurdes, las Batuecas, los
Ibores, etcétera?... Yo pienso que más que los que los conocen, por eso yo
recomiendo que debemos conocer antes lo nuestro, para después poder hablar de
ello, con más conocimiento de causa…
Diario HOY, 14 de julio de 1981
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