La verdad es que la atonía veraniega es ahora, al comienzo de este
mes, cuando más se deja sentir. Por ello lo que pudiéramos llamar el comentario
de la noticia local decae en cierto modo y mis paisanos se dedican más al
comentario de lo nacional e internacional en cuanto a “pasto” para la tertulia
particular se refiere.
No quiere decir ello que no se de importancia al asunto del cierre de
piscinas y otros temas locales, muchos de ellos insólitos, que vienen a
sustituir lo de la “serpiente de verano” o lo de “la leona”, temas que fueron
un filón en veranos pasados. Sí es cierto que algunos quedan “coleando” como lo
de la capitalidad en Mérida de la que, dicho sea de paso, los primeros que la
suscitaron comienzan ahora a ponerles pega, quizás por aquello de no tratar de
coincidir en un todo con los que se suponen sus enemigos políticos, o
simplemente por hacerse notar, que tampoco es este asunto digno de despreciarse
cuando, más o menos remotamente, hay próximas elecciones en el horizonte.
No obstante son los temas nacionales o internacionales los que más se
comentan.
— “Y con esto de la democracia —comentaba un contertulio— creíamos que
lo íbamos a tener todo resuelto, y ahí tienes, los ingleses continúan en sus
“trece”, con lo de la visita de sus príncipes a Gibraltar, que se supone una
provocación.
— ¿Y qué me dices de los franceses —terció otro— porque por muchas
visitas que hagan nuestros ministros a su país, ellos continúan “erre que erre”
con lo de amparar a los terroristas y lo de volver a destruir los camiones de
frutas y productos españoles que cruzan por su territorio… es indignante que
todo lo que hagamos sea protestar y pedir indemnizaciones.
— “Yo lo que creo —afirmó el amigo Belbedere, que se las sabe todas—
es que lo de los franceses se arreglaría si nuestros agricultores, como los de
ellos, pasaran a la acción. ¿No cruzan hacia Portugal muchos “TIR” franceses?,
pues pienso yo que si los nuestros les hicieran la misa “cochinada” que ellos
hacen a nuestros camiones —o simplemente no los dejaran pasar— las cosas
comenzaría a arreglarse.”
Yo no sé si aquí nuestra Administración se quedaría tan conforme como
la francesa, pero es posible que lo que dice Belbedere tenga su “miaja” de razón.
Diario HOY, 5 de agosto de 1981
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