Ahora resulta que las tan anunciadas bebidas sin alcohol, donde
únicamente no tienen alcohol es en la propaganda, porque en el contenido, según
análisis efectuados sobre diversas marcas, sí que lo tienen. El doctor Freixa
lo ha dicho bien claro a “Efe”: “La Administración debería adoptar una actitud
clara y decidida ante la contradicción existente entre el Código Alimentario y
las normas de publicidad que permiten anunciar como bebidas sin alcohol
aquellas que contienen un grado pequeño de concentración.”
Total, que nos están engañando en algo que nos jugamos la salud. El
haber inmovilizado más de tres millones de litros de aceite, el haber detenido
a 25 personas y procesado a 11 y el haber incoado 269 expedientes no basta para
garantizar la salud de la población —en cuanto a lo de la neumonía tóxica se
refiere—, ni es suficiente para tranquilizarnos a todos.
Ya lo ha dicho más de una vez Antonio García de Pablos, que
hay que dar “cancha” al consumidor para lograr una mínima garantía de
que los fabricantes y mercaderes —que están a lo suyo— no nos envenenen. Y no
puede sonar duro lo que decimos cuando ya, en la cuestión del aceite de una y
otra marca, y de otros tantos productos, van contabilizados casi un centenar de
muertos que, además de consumir ese veneno enriquecieron a los desaprensivos
que, impunemente y cobrándoles dinero con engaños, acabaron con su salud.
Ya es una sospecha para todo lo que tomamos y cuando uno se juega la
vida tiene derecho a exigir a la Administración que cumpla con lo que legisla y
lo haga cumplir a los demás, porque la vida de los administrados es sagrada.
Ayer fue el licor que se fabricaba en Galicia; en otra ocasión, el
vino de algún punto de Extremadura; luego, el aceite tóxico; ahora las bebidas
sin alcohol, y las carnes y el pan y el pescado… Oiga, ¿es que nos vamos a
tener que ir a comer al extranjero?... La cosa, a mi modo de ver, es más seria
de lo que muchos quieren ver y no es hora de andar con tapujos y medias tintas,
porque si nos están envenenando ya es hora de señalar, aislar y castigar a los
envenenadores. Porque la sospecha en el ramo de alimentación salpica a todos y
hay un montón de muertos que claman venganza… aunque parezca duro… ¿Qué no hay
un dispositivo de inspección adecuado?... Pues que se monte. ¿O hay que esperar
a acumular más muertos?
Diario HOY, 9 de agosto de 1981
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