miércoles, 12 de julio de 2017

La picaresca de los cotos de caza


Ahora que está a punto de levantarse la “media veda”, o sea la caza de la tórtola, que se abre en la provincia el próximo domingo, bueno será señalar algunas de las picarescas que se vienen empleando —en muchos casos impunemente— para no respetar las leyes vigentes de caza.
Una muy común, utilizada en estos días próximos a la apertura, es que tras buscar algún “paso de tórtolas” que por regla general suelen estar en algún determinado coto, ya que justo es reconocer que hay muchos cotos en la provincia, los “buscadores” —que no suelen ser socios de ese coto, aunque lo sean de otros— días antes se dedican a quitar las “tablillas” que señalan la prohibición de entrada para después, tranquilamente, colocarse en el coto aludido el día de la salida de la veda. Si vienen mal dadas y la –Guardia Civil, o los escasos guardas de ICONA, les llaman la atención, aducir que como allí no hay “tablillas” que señalen que aquello es coto, han entrado inocentemente. Lo que no dicen es que las tablillas las han abatido o escamoteado, días antes, ellos mismos, y queda la duda y hasta se pide que se sancione a los dueños del coto por el abandono en que los tienen, etc…
Casos de éstos han ocurrido ya, ayer en “Palacio Blanco” —aunque creemos que se ha denunciado— y en algún coto más, con lo que pueden imaginarse el follón que habrá el primer día y la indignación de los que “religiosamente” vienen pagando sus impuestos como coto que ven la inoperancia de la Administración, que solo sabe cobrar, pero no hacer guardar la ley a la que le obliga ese mismo cobro.
La pregunta es: ¿Para qué hemos creado una burocracia, como la del ICONA, si no son capaces de cumplir lo legislado? Puede decirse que no tienen guardas suficientes, etc., pero no es cosa del administrado que ya paga, en los impuestos de coto, un servicio de vigilancia que no se les presta. Claro que hay cosas peores y de más trascendencia, como es la de tener un código alimentario y no saber hacerlo cumplir porque no se tienen inspectores. Es, si ustedes quieren, lo del cascabel y el gato muy buena legislación para una teoría desde el despacho, pero un fallo garrafal del aparato represivo para el que no se tiene suficiente dotación de personal.
Dicho de otro modo, cuando sólo la Guardia Civil llevaba este asunto, funcionaba bastante mejor que ahora que hemos creado organismos de relumbrón cuya eficacia es, al menos, dudosa.
Diario HOY, 22 de agosto de 1981

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