En la actualidad en los medios informativos estatales, sobre todo en
la televisión, comienza a detectarse algo que yo llamo “inmovilismo histórico” que se regodea en recrear el pasado de la ya
fallecida e histórica República, la guerra civil y otras etapas ya superadas,
haciendo cábalas sobre lo que pasó, o lo que podría haber pasado si la historia
hubiera corrido de otro modo. Vuelve a suscitarse, quiérase o no, la pasada
España dividida de vencedores y vencidos, cuando habíamos dicho que “echábamos pelillos a la mar” y todos
íbamos a ser españoles actuales que no miraríamos tanto atrás, porque corremos
el peligro de convertirnos en estatuas de sal. Es más, la cábala se monta
alrededor de justificar por qué unos vencieron y por qué otros resultaron
vencidos, cuando el español actual no suele entrar en estos supuestos que no
son más que una justificación d e lo pasado y, como se sabe, “con aguas pasadas no muele molino”.
Tratar de mentalizar a las generaciones actuales de que las cosas
debían haber corrido de otro modo, es una manipulación tonta, porque las
generaciones actuales en la mayoría de los casos no vivieron aquello y para
ellos el volver a narrarles todo eso son batallitas del “abuelito rojo o azul” que todos hemos tenido en nuestras familias.
A las generaciones actuales les interesa lo que se haga de aquí en adelante,
porque para ellos aún la “España
inmediata” es tan historia como las guerras de Viriato, y lo que les
interesa es que los que gobiernan les abra el futuro y no se regodeen en
manipular historias pasadas, descolgar retratos para poner otros, o quedarse
sólo en cambiar nombres de calles.
En esto habíamos quedado al hacer la actual democracia, porque si por
un lado enterramos a Franco y los suyos, no debemos comenzar a desenterrar a
sus oponentes. Debemos dejar descansar a unos y a otros y que esas sombra, que
son los fantasmas de la derecha y de la izquierda, nos dejen vivir en paz a los
españoles de ahora.
Cualquier español de ahora piensa que quien gobierne, aunque su
procedencia sea de un sector u otro, debe gobernar para todos sin ofender la
memoria de los “antepasados” de uno u
otro sector, delicadeza mínima que debe exigirse a los que ahora tienen la
sartén por el mango, sin pensar que “el
mango” se lo entregó la España total que formamos todos.
Diario HOY, 9 de febrero de 1984
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