El que piense que la figura del alcalde del tipo de Pedro Crespo,
aquel que retrató magníficamente nuestro Calderón de la Barca en su obra,
tantas veces vista y recordada, de “El
alcalde de Zalamea”, ha pasado a la historia está en un craso error y yo le
hubiera remitido a la última sesión plenaria de la Diputación para que viera
que el espíritu de Pedro Crespo sigue vivo —afortunadamente— entre nuestros
alcaldes.
Ustedes recordarán que Pedro Crespo, ante el mismísimo Felipe II —que
debería ser persona más dura que cualquier dirigente socialista de los de
ahora— dijo aquello de: “Al rey, la
hacienda y la vida se han de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el
alma sólo es de Dios.”
Pues mismamente nos lo recordaba en ese pleno a que hago referencia el
actual y magnífico alcalde que tiene hoy en día la ciudad de Plasencia, José
Luis Mariño Roco, que molesto porque creía que la figura del alcalde se había
hecho de menos, llegó a afirmar: “Por
encima del alcalde, en su territorio, no reconozco más figura que la de Dios y
la del Rey.”
Las motivaciones eran el que, una institución de la Diputación, la del
“Brocense”, en un acto celebrado en
Plasencia, la exposición de Saura, no le había invitado, aunque sí habían
invitado a concejales socialistas de los que se dijo que llevaban la
representación del Ayuntamiento. Protestaba de este olvido ante el presidente
de la Diputación, señor Veiga, como protestó, igualmente fuerte, porque —según
parece— por aquello de tener el carnet socialista, se había nombrado en
Plasencia a una secretaria de la Escuela de Enfermeras, no funcionaria,
posponiendo a un funcionario que —al parecer— ya estaba propuesto.
No vamos a entrar en más detalles, que son propios de la reseña del
pleno, sino más bien a decir que Mariño, hombre pulcro en el hablar, exquisito
en su trato con los compañeros de Corporación y con el propio presidente de
ella, no es un hombre blando que admita el que se ignore la figura del cargo
que representa, es más bien, una encarnación de ese Pedro Crespo, en el que
deben mirarse muchos de nuestros alcaldes… Así de sencillo.
Diario HOY, 24 de noviembre de 1983
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