El acuerdo nacional de volver a investigar sobre los posibles
yacimientos de fosforita en varias provincias españolas, entre las que se
encuentra la de Cáceres, vuelve a poner en candelero a las viejas minas de
fosfatos que aquí existieron hasta hace poco, y que dieron una indudable
vitalidad industrial a Cáceres, impulso que ha durado hasta nuestros días.
Cáceres, capital y provincia, deben a esas minas una industria que dio
de comer a muchas familias cacereñas y una serie de consecuciones que, a
nuestro modo de ver, no se han valorado en su justa medida.
Las minas de fosforita las encontró en los alrededores de Cáceres, a
finales del pasado siglo, un fraile que más tarde se secularizó y casó,
formando aquí una familia que cuenta aún con descendientes del mismo, que
siguen afincados en Cáceres.
Ya he narrado en otra de las “ventanas”
de hace tiempo todo esto y no voy a volver sobre ello, sino más bien voy a
centrarme en la importancia que para Cáceres tuvieron esas minas. Dichas minas
las promocionó un personaje político de aquella época, don Segismundo Moret,
que fue entre otras cosas ministro de Ultramar y de Hacienda. Precisamente por
ello se puso su nombre el poblado minero que hoy es un barrio de Cáceres que se
sigue llamando Aldea Moret.
Gracias a esas minas vino el ferrocarril a Cáceres; igual que el
trazado del ferrocarril a Guadalupe, se
debe —principalmente— a que existieron otras similares en Logrosán que, al
dejar de explotarse, dejaron inconcluso dicho ferrocarril, que hoy sigue sin terminar,
aunque tuvo vías hasta Logrosán y funcionó aunque fuera en pruebas,
La explotación más importante fue la de Cáceres capital, que funcionó
hasta los años 60, que siendo la primera y única gran industria de la capital,
se la dejó marchar, sin pena ni gloria.
Aquello se relacionó con la explotación, más abundante y económica que
se hacía de Fosbukras en el entonces Sáhara español, que al habérsenos ido de
las manos vuelve a poner sobre el tapete de la actualidad esas antiguas minas
españolas.
Esperemos que ello vuelva a abrir una posibilidad industrial a Cáceres
o Logrosán que nos vendría de maravilla.
Diario HOY, 29 de noviembre de 1983
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