domingo, 15 de octubre de 2017

Un susto tras otro


Donde no hay fariña, todo se vuelven riñas”, dice un viejo refrán castellano que muchos temen comience a cumplirse ya, porque la “fariña” se nos va acabando a todos los niveles y el “bolsillo” nacional, el suyo y el mío que son los que a usted y a mi nos importan, porque es nuestro “termómetro” de medir cómo va la economía nacional comienza a estar más agotado de lo que esperábamos de la gestión administrativa de los que ahora nos gobiernan. No podía ser de otro modo porque, recurriendo de nuevo a los refranes que son la experiencia del pueblo, está ese otro que dice: “Donde se saca y no se entra… etc.”, en fin que no se ha inventado todavía nada que pueda sustituir a la llamada “cuenta de la vieja”, que es saber que donde no ingresan más que dos, si nos gastamos cuatro, la cuenta final será desastrosa, y eso reza también a los niveles nacionales, donde venimos gastando lo que se tenía ahorrado de tiempos atrás, sin encontrar un sistema de reponer esos ahorros.
Viene esto a cuento de las subidas de todo tipo, la mayor presión fiscal —sobre los mismos contribuyentes— y todo ese panorama que nos está empobreciendo a marchas forzadas para hacernos volver a la España de la alpargata como nos temíamos muchos de los que veíamos aumentar gastos, sin ocuparnos de los ingresos.
La conversación entre los funcionarios, que andan soliviantados, es el tema de las pensiones máximas, sobre todo en los casos en los que éstos han venido cotizando durante cuarenta años para obtener una mayor pensión y ahora se les dice que tienen que ajustarse a esos baremos. ¿Y qué ha pasado con lo que nosotros cotizamos de más en todos esos años?, se pregunta. ¿Se nos va a devolver ese dinero o se nos va a decir que se ha esfumado sin más?
Esto es lo que está en la calle, y no entro más en el tema porque supongo que los que tendrán que entrar en él son ellos, que conocen más detalles, pero esta es la conversación cotidiana… Para “endulzarla” —por aquello del “mal de muchos”— está la anunciada subida e la gasolina, que el ministro Boyer —que es el duro del equipo— ha anunciado ya y que la tenemos encima como una felicitación de Pascuas y Navidad que nos hace el nuevo Gobierno. ¿Padece usted del corazón?, pues tómeselo con calma, porque de aquí a fin de año todavía nos darán nuevos sustos.
Diario HOY, 12 de noviembre de 1983

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