
Por ser, Granadilla fue arciprestazgo y cabeza de partido judicial que
componían: 4 villas, 22 lugares, 5 concejos compuestos por diferentes alquerías
y 6 despoblados.
Con la construcción del pantano “Gabriel
y Galán” quedó convertido en península y, abandonado pasó a propiedad de la
Confederación Hidrográfica del Tajo. Conserva sus murallas, que hoy lamen las
aguas, su viejo castillo y sus casas en ruinas, Atrás queda su vieja historia:
construido por los árabes en el siglo IX, fue conquistado, en 1170, por Fernando
II de León, cediéndolo su hijo, don Alfonso, a la Orden de Santiago, en 1191.
Tras la conquista de Granada, cambia de nombre y se e cede a los duques de Aba.
En 1962, cuando se construye la presa y surge el pantano, Granadilla prácticamente
muere.
Para resucitarlo, ya que era uno de los pueblos más bonitos de la
provincia, hubo varios intentos. Recuerdo el de una compañía hispano-alemana
que quiso hacer de él todo un gran hotel para alojamiento de millonarios que
vinieran allí a cazar o pescar, pero todo quedó en intento.
Hubo otros intentos también fallidos y ahora surge éste que, si no muy
concreto, al menos parece será el único que podrá llevarse adelante en estos
momentos. El empeño bien merece la pena, por la belleza y el entorno que, aun
en ruinas, conserva aún Granadilla a la que, ojalá, veamos resucitada.
Diario HOY, 9 de marzo de 1984
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