martes, 17 de octubre de 2017

Los caprichos de las rúbricas

Cualquier cacereño de mi generación, y de otras muchas que pasaron por el viejo Instituto de Enseñanza Media de Cáceres, el único que había entonces, recordarán con cariño al que fuera profesor del mismo, don Martín Duque Fuentes, recientemente fallecido.
Don Martín fue muchos años profesor de latín del centro, director del mismo durante algún tiempo y educador justo que unía a la exigencia del conocimiento de su asignatura un gran amor a sus alumnos que, tras de haber salido de sus aulas, seguía prodigando. Era hombre serio, pero tenía una rareza que yo no acabo de encajar con su personalidad, como era el rubricar bajo su firma con un dibujo de rostro humano, como un diablillo, que se nos antoja risueño cuando la papeleta de examen suponía un aprobado, y sarcástico cuando suponía un suspenso.
Muchos alumnos de entonces recordarán esta manía, que no era única en personas tan serias como el propio don Martín, y a las que, como recuerdo, voy a referirme hoy.
Yo no sé qué aspectos psicoanalíticos pueden tener este tipo de rúbricas, pero alguno debe haber porque yo he llegado a conocer una serie de amantes del deporte de la caza que rubricaban así.
Por sólo citar personas famosas y, más o menos, conocidas en ese mundillo, lo haré con dos.
En Cáceres y en Arroyo de la Luz, donde estuvo anteriormente, vivió un famoso notario, don Julio Jiménez, más conocido por su enorme afición al deporte cinegético que ejerció hasta avanzadísima edad, cuya rúbrica protocolaria formaba, entre la cruz obligada de la misma, una diana de tiro al blanco, una escopeta y la cabeza de un perro, cosa que dejaba patente las aficiones del notario
Otro caso parecido, y también relacionado con el mundo cinegético, era el del famoso escritor Luis Berenguer, que aunque no nacido en Cáceres, estuvo muy vinculado aquí por formar parte de los primeros jurados del “Premio Cáceres de Novela Corta”. Luis Berenguer, autor entre otros muchos libros de caza del famosísimo: “El mundo de Juan Lobón”, firmaba también agregando el perfil de un perro a la rúbrica, lo que le catalogaba también entre los buenos aficionados a la caza. ¿Tiene que ver este deporte con estos caprichos de la rúbrica? No lo sé, como no sé si don Martín, en el fondo, era aficionado a la caza.
Diario HOY, 28 de noviembre de 1983

NOTA.- Nuestro agradecimiento a Julita G. Parra y a Juan de la Cruz Gutiérrez, que nos han proporcionado la firma de D. Martín Duque cuya foto se adjunta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.